Cuando decidimos ir hacia allí, ya no había plazas libres en el Refugio de la Renclusa. Así que localizamos una buena tasca y protegidos por un par de pinos majos nos echamos a dormir para levantarnos temprano.
Partimos a las seis de la mañana y muy pocos minutos por encima de las seis y media realizamos la primera parada en La Renclusa. Esta parada resultaba para mi casi obligatoria ya que se me había olvidado en casa la cantimplora y no me quedaba otra que comprar una botella de agua, a precio de refugio por su puesto.
A pocos metros del refugio calzamos los esquís, a los que añadimos cuchillas y nos echamos para arriba como tantos otros que por allí andaban.
A la altura del Portillón, la mayoría de la gente se desviaba hacia el Aneto, que siempre arrastra a la mayoría. Unos cuantos decidimos seguir hacia la Maladeta.
A mi me tentaba también ir hacia el Aneto, pero la información que me había llegado de que no se llegaba hasta abajo con los esquís y había que volver por Los Portillones resultó determinante para decantarnos por la Maladeta.
A poco más de las nueve de la mañana nos encontrábamos en la base del Corredor de la Rimaya. No había prisa ya que casi convenía esperar a que la nieve transformase un poco. Habíamos puesto las cuchillas al inicio del ascenso y no las habíamos quitado en todo el recorrido.
Subimos el corredor con tranquilidad y disfrutamos de el y de las vistas que teníamos desde allí arriba.
Tampoco nos apresuramos en la cima y allí estuvimos un buen rato donde, además, coincidimos con gente con la que teníamos amigos comunes.
Disfrutamos también con las espectaculares vistas del Aneto y su glaciar y poco a poco bajamos con ganas de calzarnos los esquís y gozar de una bajada impresionante hasta La Renclusa.
Tanto es así que una vez iniciado el descenso y buscando entre inmensas extensiones de nieve la mejor bajada, no paré ni una sola vez con la intención de sacar fotos. Solo me interesaba aprovechar los que podrían ser los últimos giros de la temporada.
Antes del mediodía nos plantamos en el coche con la faena hecha, habiendo disfrutado de una muy buena esquiada y con tiempo para tomar un buen vermú antes de una buena comida en Benasque. Día redondo para empezar de una forma, también buenísima, el mes de junio.
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