Este primer tramo de camino, hasta la Era Gurrillón, ya era conocido para Elia donde, como la otra vez que estuvimos, encontramos las "setas mágicas" que cambiaban de color al rasparlas con la uña. Esta vez Elia llevaba preparada su cámara para fotografiar la seta.
Después de lavarnos bien las manos en el Barranco Piero, tras manipular la "seta mágica", y echar un buen trago de agua, enseguida llegamos a la Era Gurrillón. Buena atalaya desde donde observar el valle, da igual hacia el norte que hacia el sur, de una manera muy diferente a lo habitual. Y lugar desde donde nos encauzamos por la senda de la Faja Beatorre.
Se trata de una senda casi desconocida y su uso se restringe a la práctica cinegética como pudimos comprobar al poco de arrancar. Hace unos años se recuperó del olvido gracias a las "pistas" que dió Juan José López, que ya no está entre nosotros, y me apetece recordar, ya que sin sus indicaciones la recuperación hubiera sido un imposible. Era el típico camino que todo el mundo sabía que estaba "por ahí", pero que nadie era capaz de concretar el trazado como él hizo.
Tras unos años de abandono incomprensible, el Parque Natural ha decidido repasarla, tras la insistente solicitud de AND Turismo Rural, Club de montaña Linza y Casa Baretón. Las posibilidades de la senda son muchísimas y la recuperación patrimonial es palpable. Solo falta que quien tiene que dar el paso definitivo para valorarla como se debe, al igual que el resto de senderos del valle, lo haga.
Disfrutando de uno de los tramos de bosque más espectaculares del valle, llegamos al puente de Salas. Se trata de un puente colgante sobre el Veral que a Elia le hace especial ilusión cruzarlo por su balanceo. Decidimos comer algo antes de cruzarlo, lo que dio pie a que Elia lo recorriera varias veces entre bocado y bocado.
Tras el bocado y cruzar por última vez el puente pasamos por la Borda Ostias y decidimos remontar el valle por su orilla geográfica izquierda siguiendo el camino viejo de Ansó a Zuriza. Hace unos cuantos años este camino también estaba sucio y en desuso. Fue el antiguo Consorcio de Los Valles quien decidió recuperarlo, señalizarlo y divulgarlo. Hoy en día es un camino transitado por mucha gente ayudando notablemente a su mantenimiento.
Elia disfrutaba observando el recorrido realizado desde la otra orilla del río y le parecía mentira que hubiéramos podido pasar por esas zinglas, barrancos y espesuras.
A la altura de la Borda Saletas, donde el Barranco Marcón desemboca en el Veral, el camino viejo de Ansó a Zuriza se solapa con la carretera. Aunque a Elia no le convence lo de caminar por la carretera, me dice que le ha gustado mucho la vuelta y para hacer más llevadero el tramo carretero me invita a hacer el avión, ya que así se nos pasará muchísimo más rápido el trozo asfaltado hasta Zabalcoch.