miércoles, 26 de enero de 2022

Vuelta a Petrachema con esquís. Escalerilla-Barcal de Linza

 El pasado martes 18 de enero, la previsión anunciaba una ligera subida de temperatura durante la jornada. Quedamos con Aro para aprovechar el momento y decidimos ir a Petrachema.




Seguimos con el eterno anticiclón, así que no nos queda otra que seguir buscando las orientaciones sur para poder esquiar a gusto. En las laderas del Sobrante de Linza empieza a haber calvas y toca descalzar en algún momento antes de la Foya de Petrachema.




Hasta el Collado de Linza pudimos subir cómodamente sin cuchillas. El sol y la subida de temperatura anunciada se dejaba notar.




Pero a partir de allí, y como es habitual en los últimos días, toca pasar a crampón para progresar. Las umbrías están como una piedra y las zonas planas no orientadas directamente a los rayos del sol se siguen manteniendo duras.




Como siempre la arista aérea de Petrachema sigue brindando unas buenas vistas y más en días despejados como los que tenemos.




Por muchas veces que se suba, a uno le tienta echar fotos hacia todos los lados. Con Aro comentamos la cantidad de fotos que debemos de tener desde esta arista, todas igual de majas, pero siempre que pasamos no paramos de seguir haciendo.




Poco tiempo perdimos en la punta. La nieve en su punto para bajar era demasiada tentación, así como las pocas huellas que había en la pala que permitían esquiar por donde quisieras, siempre estrenando zona totalmente lisa sin ninguna rugosidad.
 



Un montañero solitario se nos añadió en la bajada. Le comentamos nuestras intenciones de bajar por el Paso de la Escalerilla al sol y le pareció bien.




En las inmediaciones del Collado de Petrachema nos encontramos un casco gris. Lo dejamos en el Refugio de Linza por si alguien preguntaba por el.




Pasado el Paso de la Escalerilla, Aro propuso aventurarnos hacia el Barcal de Linza en lugar de salir como normalmente hacia la Foya de Petrachema y así evitar las calvas del Sobrante. Se trataba de probar suerte bajando directos a la Foya Manaté para luego desembocar a la Foya de los Ingenieros donde la continuidad estaba asegurada.


La aventurilla salió perfecta, no descalzamos en ningún momento y la variante la anotamos para cuando escasee la nieve por el Sobrante de Linza. Otro día de lujo esquiando por el Valle de Ansó, saliendo de la rutina habitual y sin meternos en ningún berenjenal.




Track del recorrido

domingo, 23 de enero de 2022

Lakora con esquís de travesía

 El pasado sábado 15 de enero nos fuimos a esquiar con Elia al Lakora. Con las bajas temperaturas reinantes y el anticiclón permanente que nos esta afectando no era cuestión de madrugar, y así empezábamos a foquear desde el abandonado cuartel en el Alto de Belagua hacia las once de la mañana.




Salimos sin cuchillas aunque al poco rato, cuando aumentaba la pendiente decidimos ponerlas. A la nieve le costaba transformar, pero ya daba indicios de que la cosa iba a cambiar para la bajada, ya que el sol se dejaba notar.




A Elia le llamó la atención el pequeño circo que alberga el pequeño ibón que hay debajo del pico Cortaplana. Le comenté que allí había un ibón pequeño y enseguida preguntó que si era como el de Ezcaurri. Al decirle que era más pequeño se quedó sorprendida de que con la nieve se notara tanto si era tan pequeño.




También observó que con el simple cambio de pendiente, al no incidir los rayos de sol tan directamente sobre la nieve, ésta estaba mucho más dura, aprendiendo que no solo es cuestión de orientación sino que también depende de la inclinación el estado de la nieve.




Enseguida llegamos al vértice geodésico y allí dejamos los esquís. Tocaba calzarse los crampones y progresar con ellos para seguir aprendiendo.




En el cordal que enlaza con el Lakora o Lakhura, ya en territorio francés, nos dio para probar los crampones en bajada, subida y llano.




Además de disfrutar con el cramponaje y el ambiente hasta la cima, apareció otro aliciente como por arte de magia. Multitud de parapentes aparecieron sobrevolando nuestras cabezas dando vueltas para aprovechar las térmicas.




Elia se quedaba embobada viéndolos y yo le recordaba que estaba en una zona expuesta y aprendiendo a usar los crampones y, aunque había tiempo para todo, teníamos que organizarnos para no fallar.




Probaba y probaba y se paraba para mirar a los parapentistas. Todo le gustaba, los parapentes y también caminar con los crampones.




De vuelta al vértice geodésico tocaba recoger los crampones, quitar pieles y bajar esquiando, ...¡casi nada!



Con todo ese entretenimiento habíamos conseguido que la nieve transformara para esquiar disfrutando. 




Una mañana completa donde seguimos aprendiendo y practicando. Esquiando con unas condiciones muy buenas en una situación compleja, donde el minimizar riesgos reduce las opciones pero para nada las elimina. Seguiremos buscando las mejores condiciones para seguir disfrutando y avanzando en esto del esquí de travesía.