Pese al enésimo día soleado y estar ya acostumbrados a las temperaturas benignas hacia el mediodía, la advertencia de una persona cuando salía desde Ansó, de que intentase no ir por la sombra en mi paseo era de lo más acertado en las primeras horas de la mañana. No obstante, observé como las bellotas quizá inicien su proceso de germinación engañadas por la climatología favorable de los últimos días.
Al llegar a la fuente Madrilejo, decido acercarme a las Cuevas de la Olla recordando como disfrutó Elia cuando la traje por aquí con la linterna que recientemente le habían regalado.
En lugar de volver por el mismo camino, di un pequeño rodeo y voví hacia el puntal de Pena Verde por un camino que también ha sido recuperado y que cruza desde la borda de Lo Payar hasta empalmar con el camino de Santa Lucia a Hecho pasando por el Puntal y los "Casals" de Pena Verde.
Caminar por un trazado tan bueno, viendo el objetivo desde lejos y llegar entre "catellas" a los "Casals" de Pena Verde, formados por dos bordas (de Madrilejo y de Lo Pallar según me dijeron amigos chesos) resultaba muy gratificante para los sentidos.
Dejé el camino para ver los restos de las bordas, las eras, ... y cruzar la gran tasca para averiguar que se veía desde el último rincón de la zingla. Se veía Santa Lucia y también en la zingla contigua el "agujero de Santa Lucia", lugar resguardado donde los haya, ideal para cobijarse y echar un bocado en días de cierzo y frío.
Retomando el camino y disfrutando de él llegué a empalmar con el camino de Santa Lucia a Hecho. Una pequeña remontada y rápidamente me planté en la divisoria de la Sierra de Los Ríos. Las vistas de Peña Forca y Agüerri no resultan muy alentadoras de cara a estrenar la temporada de esquí pero de momento seguimos disfrutando de lo mucho que hay por el valle y más donde los chesos han puesto interés en recuperar caminos.
Decidí cruzar la Sierra de la Rota en dirección a Los Artoléz, observando desde arriba la zona por donde hasta entonces había estado dando vueltas y disfrutando sin parar.
Antes de llegar a Los Artoléz, en la Borda Peritón decidí empalmar a la altura de la Ralla Bizarro con el camino que va al Campo Quilero. Este tramo de camino no está limpio y la traza se pierde a ratos aunque las dificultades para orientarse no son complicadas ya que siempre se tiene a la vista el característico paso árido de la Ralla Bizarro y la bajada por el cerro claro de vegetación resulta fácil.
Siguiendo de bajada el camino limpio que va al Campo Quilero, enseguida se llega a la otra Borda Lo Pallar. Esta tiene un contrafuerte característico que no deja indiferente a nadie. Desde ese punto ya observé en la parte baja del valle la Borda Florentina que es de donde había partido.
Había hecho gana de comer, había ido buscando el sol como me habían recomendado en todo el recorrido y había disfrutado del monte, de los caminos, de las cuevas, de las bordas,...en fin, ¡todo un lujo!