lunes, 4 de julio de 2016

Circular a la Boca del Infierno. Hecho

Ayer domingo, nos fuimos con Elia a dar una vuelta por el monte. Hacía tiempo que habíamos elegido la ruta porque ese día teníamos que ir a Hecho, si o si, ya que actuaban los Titiriteros de Binefar en el PIR.




Elia me había oído muchas veces recomendar esa ruta a la gente que tenemos en casa y ya había dejado claro que ella también quería conocer esa circular a la Boca del Infierno. Todo cuadraba con la actuación vespertina de los Titiriteros para echar el día completo por el valle vecino.




Dejamos el coche en el Puente de Santana y desde allí iniciamos el paseo. Hacía bastante calor y aunque era pronto, no habíamos madrugado lo que a mi me hubiera gustado. Los juegos nocturnos de Elia y sus amigas por las calles de Ansó terminan hacia la medianoche y por la mañana cuesta levantarse.




Lo mejor era pasar el tramo de ascenso de la calzada romana cuanto antes, ya que es el más soleado, y a partir de allí la sombra se apodera del itinerario, facilitando mucho la excursión en días de calor.




La Torre del Vigía sorprendió a Elia. Pero lo que más le llamó la atención era ver el interior de una piedra ligera y porosa que por aquí conocemos como "tosca" y que era muy utilizada para hacer las grandes chimeneas troncocónicas de la zona. En realidad son tobas calcáreas formadas en gran parte por culpa del agua. 




Una vez pasada la torre, el descenso en sombra hasta el río Subordán, a la altura de la zona conocida como "lo sacadero", lo hicimos rápida y cómodamente. Allí nos vuelve a dar el sol un momento mientras cruzamos el río y pasamos junto a los edificios de un antiguo campamento abandonado y volvemos a meternos en sombra fresca por la Senda de los Ganchos.




La circular se ha puesto de moda en la zona y eso se nota en el camino, mucho más pataqueado que hace unos años. También las labores de mantenimiento se dejan notar en puntos concretos, con muros de refuerzo arreglados, en zonas donde se hacen necesarios, para facilitar el tránsito en pasos resbaladizos e inestables.




Las vistas amplias y los pequeños detalles llaman la atención de Elia que disfruta como una niña. Tan pronto ve la Torre del Vigía desde el otro lado del valle, como mira el contraste de color entre el haz y el envés de una hoja de serbal.




La pasarela del Barranco de Agüerri, que Elia había localizado desde la Calzada Romana, al inicio del paseo volvió a sorprenderle, y corrió como una poseída para cruzarla y volverla a cruzar. Tras un corto tramo de pista llegamos al Puente de Santana lo que indicaba que habíamos completado la circular.








Allí llegamos con buena hora para pensar en comer y decidimos acercarnos al Centro de Interpretación del Megalitismo, donde Andrés y Gema nos prepararon justo lo que queríamos. Después bajamos a Hecho donde disfrutamos del PIR, sobre todo en el colorido y original puesto de Alba e Ibón, de donde no nos fuimos de vacío y por supuesto, no nos perdimos la actuación de los Titiriteros de Binefar.




Un domingo preparado a conciencia que completó todas las expectativas.