miércoles, 24 de mayo de 2017

Pic de Néouvielle desde Lac d´Aubert con esquís de travesía.

El viernes pasado nos fuimos con Pablo y Jaime a la Reserve Naturalle de Néouvielle con la intención de esquiar el pico Neouvielle el sábado 20 de mayo. Llegamos sobre las once de la noche al Lac d´Aubert y tuvimos suerte de tener sitio en el espectacular refugio libre a pie del lago.




Por la mañana nos levantamos con niebla y nebusqueando. Poco a poco, mientras desayunábamos y nos preparábamos, el sol se iba imponiendo a la niebla, hasta que, a la hora de salir, el azul en el cielo primaba sobre el gris.




Cruzamos la presa caminando aunque ya podríamos haber calzado los esquís desde la orilla. De cualquier manera nos pusimos sobre las tablas enseguida. Al poco de arrancar vimos que teníamos una pequeña porteada antes de cambiar de vertiente, que se hizo bastante llevadera, sabiendo que sería la única y recordando de otras ocasiones lo que teníamos por delante.




La temperatura no era para nada agobiante, se habían cumplido las previsiones y hacía fresco. Esto permitía que la nieve reciente se mantuviera como si estuviésemos en pleno invierno.




Con la mañana avanzando y la temperatura descrita, uno no sabía como acertar a la hora de quitarse o ponerse ropa. Mientras en las zonas de resguardo el sol empezaba a apretar, en las zonas más expuestas al viento hacía que la camiseta sola no fuese suficiente.




Poco a poco y sin prisas íbamos ganando cota y las vistas del entorno nos permitían disfrutar de lo que teníamos alrededor.




No solo nosotros habíamos pensado en que era un buen momento para acercarse al Neouvielle. Mucha gente durante todo el recorrido hacía que al llegar a la cima comenzaran los habituales atascos.




Esos atascos permiten parar y observar tranquilamente todo lo que tenemos a la vista y apreciarlo de otra manera, ...¡ojalá todos los atascos fuesen como éstos!




Una arista afilada y concurrida dio paso a la cima, donde estuvimos un rato mirando lo que teníamos delante mientras echábamos un bocado.




Destrepamos con cuidado por la arista en busca de los esquís, que en estos primeros giros nos iban a permitir disfrutar de nieve polvo en mayo, ¡quien nos lo iba a decir!.




Al llegar a abajo con una sonrisa de oreja a oreja, echamos una cerveza mientras montábamos un chiringuito bien potente. De buena gana, empezamos a comer completando un día de lo más provechoso donde disfrutamos de la nieve y el entorno.