Partí hacia la Foya de Gamueta con la intención de pasar por la Collada de Anzotiello hacia el Valle de Lacherito siguiendo el mismo camino que se utiliza para la Senda de Camille guiada.
Al poco de pasar del terreno herboso al rocoso una visita a la cueva-abrigo que no deja de sorprender por no apreciarse hasta que no llegas a su entrada.
Aunque el día era caluroso, por estas cotas siempre se está bien y aprovechando el fresco de las colladas allí tuve un breve encuentro con Miguel y su grupo, que se convirtió en la segunda sorpresa del día.
Todo lo que se ve, de cerca o de lejos, es una auténtica maravilla. Y mientras disfrutaba de lo que veía iba planificando la vuelta hacia Linza. Era algo que tenía muchas ganas de hacer, ya que no había pasado nunca, desde el Valle de Lacherito entre los picos Sobarcal y Mallo de Lacherito.
Se trata de una zona escarpada que parece una barrera infranqueable pero que tiene paso. Pablo me había comentado que el había pasado y desde entonces lo tenía metido en la cabeza.
Mientras me acercaba al límite con Francia, observaba como las ovejas francesas disfrutaban de los pastos ansotanos tan felices y sin pensar en que aquello no les correspondía.
Poco a poco y sin traza definida fui remontando por la pedreguera y acercándome a la supuesta barrera infranqueable sin dejar de mirar a mi alrededor y disfrutando como un enano.
El paso no es complicado, pero si que elegir la mejor opción resultará determinante para ir cómodo. Para celebrar el acierto, decidí subir a la cercana y siempre tentadora punta del Sobarcal donde continué pasándomelo bomba.
Bajé hasta la Collada de Petrachema para tomar el camino, todavía semitapado con la nieve, y evitar un largo nevero que había en la bajada directa hacia el Barcal de Linza. La nieve no está para tonterías y un resbalón puede tener consecuencias desagradables.
Poco a poco fui bajando hasta Linza por la cómoda senda habitual. En el Refugio de Linza un cervezón me sentó de maravilla antes de bajar a comer a casa, contento de la mañana que había pasado por el monte, de lo que había visto y del paseo que me había dado. Y también pensando en cuándo me podría regalar otra circular novedosa por la zona.