lunes, 28 de enero de 2013

Esquí de travesía en Ansó. Punta del Raso 1670 mts.

El viernes 25 por fin vimos el sol en Ansó. Aprovechando la huella abierta el día anterior decidimos ir hacia la Punta del Raso saliendo desde la puerta de casa. Esta vez se unieron a nosotros Fran, Dani, Oscar y Javiertxo que se acercaron en coche hasta Capité. Con Pablo, Castán y yo formamos un equipo de siete, necesario para seguir abriendo huella desde el punto donde nos habíamos quedado la tarde anterior.

 
 
Los primeros 200 metros de desnivel los hicimos cómodamente por la huella abierta y comentando lo bien que nos lo habíamos pasado la tarde anterior. A partir de la Loma Chunillas tocaba abrir huella nueva, pero la meteorología acompañaba y no había ninguna prisa con todo el día por delante.
 
 
 
 
No hay muchas oportunidades de realizar esquí de travesía por estas zonas y esta vez hay que aprovechar. En realidad no se trata de ninguna tontería con respecto al desnivel. Partimos de la cota 860 y alcanzamos la 1670. Si a eso añadimos la apertura de huella y las dificultades-entretenimiento que provoca el bosque,... la jornada promete.
 
 
 
 
El paisaje está espectacular con el paquetón de nieve que hay. Esto hace que el monte que tan bien conocemos esté desfigurado con respecto a lo que es habitual y provoca incluso algún pequeño despiste en Los Planos, solucionándolo rápidamente con un par de vueltas maría por encima de los artos para retomar el camino correcto.
 

 

 

 
Pese al paquetón de nieve, aún podemos repostar agua en la fuente antes de llegar a la Collada Baja.
 
 
 
Al llegar a la Collada Baja la recompensa es grande. Observamos con atención las vistas que nos ofrece el cordal que une Segarra con la Punta del Raso, y que vamos a recorrer en parte, hasta ésta cima. Alucinamos con la cantidad de nieve que cubre todo lo que vemos, Ezcaurri, Segarra, Peña Forca, Lenito, Castillo de Acher, Agüerri, Bisaurín, Collarada,...
 
 
 
 
En este punto, Castán recibe una llamada y hace que tenga que abandonarnos y bajar a casa. Nada grave pero trunca la ilusión de llegar los siete hasta la punta. El resto, seguimos disfrutando con la nieve, la huella, las vistas, el ambiente,...
 
 
 
 
 
Al llegar la Punta del Raso, todos coincidimos en comentar la cantidad de nieve que hay acumulada en cotas altas y el respeto que produce. Nos autofelicitamos por la elección de la excursión, el día y todo lo demás. Pero rápidamente y sin pérdida de tiempo nos ponemos a comer de buena gana. Catamos una espectacular tortilla de patata que trajo Fran y nos repartió para todos, probamos longaniza de jabalí que trajo Pablo, comimos jamón, queso, fruta, .... Echamos unas risas y continuamos pasándonoslo en grande.
 
 
 
 
Mientras nos preparamos para bajar, observamos con muy buenos ojos el Pueyo de Segarra, otro de los objetivos que hay que aprovechar en situaciones como las que estamos. Ya veremos que nos depara la semana que viene, pero lo que tenemos claro es que es un objetivo a tener muy en cuenta. También vemos en el fondo del valle las casas de Ansó que nos esperan ahí mismo, solo queda bajar buscándonos la vida y siguiendo nuestra propia huella.
 


 
 

 

 
Entre algún que otro bofetón, esquivando pinos, artos y gabarderas vamos bajando y disfrutando. Observamos la entrada del frente anunciado, tranquilos porque ya no nos pilla y contentos de haber aprovechado un día como el que ha salido, con nieve abundante, sin riesgos, buen ambiente en buena compañía, buena comida y casi casi sin salir de casa,...uff, ¡que pasada!