viernes, 24 de julio de 2020

Circular desde Lizara. Vía Edelweis al Bisaurín

El pasado domingo 19 de julio, nos fuimos con Elia al Bisaurín. La previsión meteorológica daba calor así que había que buscar las alturas para pasar el día.




Aunque ya habíamos estado en el Bisaurín, poco me costó convencer a Elia de repetirlo por un sitio nuevo y con trepadas. 




Se trata de la "Vía Edelweis". Ruta sencilla que no supera el tercer grado pero que le da un ambiente diferente y mas alpino al ascenso a la gran mole del Bisaurín, y que permite recorrer este macizo de este a oeste.




La vía se localiza junto a la de Las agujas de la Balellaza, asciende paralela a ella y se accede dando un giro al oeste y dejando el camino a la altura de la Caseta de Bernera o de los forestales.




Antes de entrar a la vía ya aparece en abundancia la flor de nieve. Elia no había visto ninguna aún en el monte y me preguntó si se podía tocar y si pinchaba. Le comenté que probara a tocarla con cuidado de no estropearla y se sorprendió mucho de lo suave que era.




Muy contenta se vio de llegar a la vía ya que hasta la caseta habíamos pasado calor, y aunque después ya no hacía tanto, lo que le apetecía era trepar. El arranque de la vía es lo más complicado, por decir algo, ya que si le preguntamos a Elia fue lo más entretenido como me decía después. En ese inicio de vía hay un cordino en un puente de roca por si se quiere asegurar.




Conforme íbamos avanzando por la vía, Elia perdía tiempo en buscar alguna complicación para pasar por ella e indicarme con detalle como tenía que superarla, ya que aunque era una trepada continua le parecía un poco fácil.




Al terminar la vía ya nos encontrábamos en altura y el calor, aunque presente, se llevaba mucho mejor.




Después de estar encerrado en la canal, las vistas se ampliaban notablemente y el paisaje que pisábamos no dejaba de sorprendernos.




Desde el Collado del Baste ya veíamos el Bisaurín pero Elia tenía hambre y decidimos echar un tentempié antes de afrontar las últimas rampas a la punta. No se conformó con unos frutos secos y aunque se guardo algo para la cima, atacó también el embutido y el queso.




Se le hizo raro llegar al Bisaurín por el lado contrario al que habíamos llegado la vez anterior, y como no, comentó la posibilidad de que llegara otra avioneta como entonces. Un velero planeando sustituyó al aparato, mientras realizamos otra parada para terminar con la comida que habíamos dejado en la parada anterior.




Buenas vistas hacia todos los lados, y recreándonos con nuestros picos cercanos, pasamos el rato en el Bisaurín.


Bajamos rápido y con ganas de pillar unos buenos huevos fritos en el Refugio de Lizara además de comentar la muy buena recomendación de Miguel (@miguel_achutegui) de la que disfrutamos en un buen día de monte en este verano tan raro.










viernes, 10 de julio de 2020

Vuelta a Peñaforca por Alano. Ansó

El pasado domingo 5 de julio, nos fuimos con Elia a Peñaforca. Era uno de los picos de la zona que le quedaba por subir y decidimos hacerlo.




Utilizamos el permiso de pistas para subir hasta las parideras de Mazandú y desde allí iniciar el recorrido ascendiendo primero a Alano




Hacía tiempo que yo no iba a Peñaforca en verano y tenía ganas de llevar a Elia por su arista oeste ya que hay pasos con cierta exposición y quería ver como los superaba para afrontar futuros retos.




Pasado el suave pasto, nos encontramos con el potente karst, esto también le encanta a Elia, y nos metimos de lleno para disfrutarlo desde dentro. 




Elia sabía que en la arista había que superar unos pasos un tanto delicados y conforme ganábamos altura y no llegaban me decía: "pero..., ¿cuando empiezan las trepadas?". Entretanto disfrutábamos de las carreras de los abundantes sarrios que por allí había y de las vistas hacia el sur del Valle de Hecho y del coqueto Valle de Reclusa.




Continuando la ascensión observé que este recorrido no es muy utilizado. Realmente los pasos son algo aéreos, expuestos y la roca descompuesta no ayuda lo suficiente, pero me sorprendió el poco uso.




Elia estaba en su salsa y superó los pasos más delicados tranquilamente, eso si con ganas de comer un trozo de salchichón, que perdonaba por la cercanía de la cima, "...pero de allí no pasamos sin comer", decía.




Mientras comía, le propuse volver por otro sitio y aunque había que remontar hasta la Punta del Achar de Forca, le convenció rápidamente el hecho de que tendríamos unos entretenidos destrepes hasta el Paso Cherón y más después de reponer fuerzas con el salchichón.




De nuevo disfrutaba con lo que le gustaba, además el calor se disimulaba por el viento que soplaba que, sin ser desagradable, si era lo suficientemente fuerte para que Elia se guardara la gorra en la mochila, ya que no estaba dispuesta a perderla.




En la bajada le comenté que quizá tendría que dejar de poner en el blog la etiqueta de "Excursiones con niños" por estas zonas, pero ella me dijo que seguro que hay niños que les gusta tanto como a ella esto de trepar y destrepar por estos terrenos. Esto, unido a que enseguida nos encontráramos con una familia en la que iban dos niños y subían también a Peñaforca, me animó a seguir usando esa etiqueta




Las vistas hacia Estriviella y el Castillo de Acher no pasaron desapercibidas y la opción para otro día estaba servida por el Paso Cherón.




Concluidos los destrepes solo restaba cruzar el duro karst y descender por el Achar de Alano hasta el coche. Otro día de verano de disfrutar y aprender por el monte como es habitual y con ganas de seguir.