viernes, 12 de julio de 2019

Circular en BTT desde Ansó. Ezpelá-Plano la Sierra-Cabañera Bco. Escuer

El pasado domingo 7 de julio salió caluroso como es habitual en estas fechas. Decidí dar una vuelta con la bici y no me apetecía coger mucho asfalto, parece que se evita algo el calor ...o solo lo parece. La sudada que llevaba al poco de arrancar no era tontería, ...pero seguro que por el asfalto hacía mas.




Fui a buscar la frescura del Paco de Ezpelá, y aunque al poco tuve que volver a casa porque se me había olvidado la cantimplora, la frescura se había esfumado o evaporado. No era cuestión de marchar sin agua para dar la vuelta prevista.




Al final de la pista de Ezpelá, tocó bregar con un pequeño trozo que a tramos se hace duro y en otros, al menos para mí, no es posible pedalear. Aún menos cuando no se elige bien el lugar de parada para echar una foto.




Una vez en Lomarrón do Toro, con buenas vistas de Ansó y del valle, la cosa cambia y viene un tramo para disfrutar bicicleteando por camino cómodo hasta la Loma Champuyó. Tan cómodo y sencillo que me envalentoné y quise sacar la cámara sobre la marcha, la cosa no fue grave pero en un abrir y cerrar de ojos casi me pongo la bici de gorro. Contento me vi con que se parara en las matas del borde del camino.




Desde la Loma Champuyó ya cogí la pista que empalma con la principal que recorre desde Fago hasta Berdún la Sierra de Fórcala.




El tramo de la pista de Fórcala hasta el Plano la Sierra es cómodo y con ascenso suave. En el Plano la Sierra, lugar de parada obligada, encontramos unas vistas amplias que van desde los gigantes de la zona, Ezcaurri, Peñaforca, Bisaurín, Aspe,... hasta los campos cultivados de la Canal de Berdún. Todo un lujo para el que quiera llegar hasta allí.




A partir de allí solo queda un descenso de unos cuatro kilómetros por camino. Se trata de la cabañera (cañada real) utilizada por los ganados para subir a puerto y bajar a la rivera, y ahora en desuso por la casi desaparición de la trashumancia. 




El camino es ancho y amplio, como corresponde a una vía de este tipo, y los tres primeros kilómetros del descenso se bajan sin tocar. Tan solo el último kilómetro se complica algo por la pendiente y el terreno, lo que hace que se requiera un poco más de pericia para sortear alguna curva.




Los recientes trabajos de mantenimiento, después de quince años de abandono, permiten disfrutar de un caminazo, como tantos que hay en el valle y que como él esperan su mantenimiento para que a los que nos gusta, y no somos pocos, podamos usarlos y disfrutarlos.




La bajada se hace corta y pronto se llega a la carretera que sube de Binies hasta Ansó, a menos de tres kilómetros por debajo del pueblo. Las casualidades hicieron que al poco de llegar al asfalto y ya bordeando el pueblo a la altura del polideportivo la rueda delantera se pinchara impidiéndome llegar a casa como me hubiera gustado. 


Estando tan cerca de casa decidí echarme la bici al hombro y dejar la reparación para otro momento. El calor seguía apretando pero la vuelta había merecido la pena, una buena ducha y un vermú completaron una mañana que salió casi redonda si no fuese por el pinchazo de última hora.