sábado, 19 de marzo de 2016

Esqui de travesía en Ansó. Mallo Idoya-Punta Gudía-Ibón de Ezcaurri

El pasado jueves 17, amaneció en Ansó con nubes y claros. La previsión era que los claros ganarían a las nubes, así que con la intención de ver el sol, quedé con Pablo para ir a esquiar. Cogimos el coche y sin un sitio definido arrancamos valle arriba. Al llegar a Zabalcoch y ver que había abundante nieve, Pablo comentó la posibilidad de ir al Mallo Idoya desde allí. Sin dudar mucho aprovechamos el aparcamiento de la Borda Chiquín y nos calzamos los esquís.




Al salir del bosque, el cambio de nieve me hizo unos buenos pegotones y tuve que parar a dar cera para ir más cómodo. Entre eso y que se me volvió a romper una pequeña pieza de la fijación Pablo sentenció que me iba a tocar ser el "puteao de la jornada", como decía Anchel.




Tras hacer un poco el jabalí por unas trochas que ya sin nieve necesitan una buena limpieza, salimos a zona más clara. El apaño de amontonar nieve en la talonera y echarle el aliento para que se helara con el frío, funcionó y me permitió avanzar con la pieza rota, pese a que Pablo no daba un duro por el invento.




Pronto cogimos la divisoria entre los valles de Ansó y Roncal y el ascenso al Mallo de Idoya lo hicimos rápido con el cielo gris y sin que los claros se apoderan de las nubes como estaba previsto.




El descenso se nos hizo corto y aunque había algo de costra, nos permitió marcarnos unos buenos giros. Decidimos seguir por la divisoria hacia el norte, dirigiéndonos a la punta Gudía. 




Después de volver a hacer otro poco el jabalí para seguir avanzando, el paisaje que nos encontramos resultaba abrumador..., las hayas, las lomas, collados, laderas,...





Pasada la Punta Gudía decidimos continuar por la divisoria hacia el Ibón de Ezcaurri. Sin poder decir que los claros ganaran a las nubes como en el transcurso de la mañana, sí que el sol parecía que quería asomarse entre huecos para permitirnos disfrutar aún más.




Las nevadas tardías del invierno han dejado un monte espectacular, y lo que ya parecía impensable apenas veinte días atrás, nos estaba permitiendo esquiar por el valle partiendo de la cota mil y completando una circular poco habitual pero no por ello menos espectacular.




Un buen descenso por el puerto de Ezcaurri desde el Ibón y posteriormente por la pista, nos dejaron en la carretera a la altura de la borda Abau, desde donde, caminando por la carretera, bajamos hasta el coche más contentos que unas castañuelas.



Pese a ser el "puteao de la jornada" me lo pasé en grande y sacamos una ruta de encanto y cuento por uno de tantos rincones que tenemos en casa.