jueves, 30 de julio de 2015

Circular desde Zuriza, Ansó. Punta Abizondo.

El fin de semana pasado nos fuimos con Elia de acampada a Zuriza. El sábado 25 amaneció despejado y fresco, ideal para ir a caminar por el monte. Salimos desde el mismo Camping Zuriza hacia la Punta Abizondo con la intención de darle la vuelta.




En el collado de Agribiela nos metimos en terreno navarro para realizar la vuelta. El bosque, como siempre por esta zona, resulta espectacular y exuberante. Siempre encontramos cosas que nos llaman la atención. Esta vez, unas cápsulas de flores secas contenían abundantes semillas. Elia, después de plantear el número de ellas que había en cada cápsula, decidió ponerse a contarlas después de que el número que yo le había propuesto no le convenciera. Finalmente, después de un rato de conteo y de convencerle de que sería mejor ayudar a la dispersión echándolas por el suelo que saber cuantas había, paró de contar semillas.




Después de ésto, el entretenimiento paso a ser la recolección de "magorías y chordons" (fresas y frambuesas). Su número en los cantos del camino no debía de ser tan numeroso como el de las semillas, pero la cantidad recolectada sobre la marcha no fue en absoluto desdeñosa.




Entre unas cosas y otras nos plantamos a pie de la arista cimera. Antes de la primera trepada decidimos ponernos algo de ropa porque el aire era fresco y habíamos dejado atrás el resguardo del bosque.




Pasada la primera trepada, a Elia le entró la duda de si sería capaz de subir. Le dije que probara y que si no se atrevía que me lo dijera y nos dábamos la vuelta. Los pasos son sencillos pero algo aéreos y eso le imponía. Tras pasar la trepada con más ambiente, Elia me dijo que quería bajar. Le pregunté si tenía miedo y me sorprendió diciendo que no. "Me ha gustado tanto que quiero bajar para volver a subir", me dijo. Me vi contento, pero tuve que recordarle dónde estábamos y que era preferible dejar los juegos para otro momento ya que la arista requiere cierta concentración y prudencia.




Una vez salvados los pasos delicados, a disfrutar de las vistas. Elia estaba convencida de que vería a su amiga Ainara en el Camping con sus prismáticos, pero al final se dió cuenta de que estaba demasiado lejos como para distinguirla.




Tocaba volver a atravesar la zona más aérea y después los destrepes. Yo no paraba de insistir en la precaución y de aconsejarle donde poner los pies y las manos, incluso en algún tramo intentaba sujetarla pero las respuestas eran todo el rato las mismas: "déjame a mi sola", "ya iba a poner ahí el pie", "que sí, pesau",...




Después de echar un tentempié en zona cómoda y de enlazar con el GR que baja de la Peña Ezcaurri, había que liberar las tensiones y que mejor forma que echar a correr en la bajada.



Con el objetivo cumplido, una reparadora ducha en el camping dio paso a los habituales juegos con un buen número de amigas nuevas. Después tocaba cena y paseo nocturno con su amiga Ainara para completar una jornada redonda.







jueves, 23 de julio de 2015

BTT en Ansó. Ezpelá-El planaz

El domingo pasado, como corresponde a un mes de julio, solo disponía de un par de horas para mí. Tampoco estaba previsto, con lo que no me había preparado nada. Me acordé del tramo de camino recién recuperado y por el que habíamos estado hacía pocos días con Elia y Martín y decidí probarlo con la bici.




El tramo de pista inicial ya estaba en sombra, lo que era de agradecer. En los tramos de orientación sur, la vegetación pinchuda, contrasta con la frondosidad del paco Ezpelá.




La pista de Ezpelá siempre da gusto recorrerla con la bici por sus sombras, sus suaves pendientes mantenidas, sus vistas y, hasta si tienes suerte, puedes ver algún corzo, jabalí, ardilla,....Desde el final de la pista, unos cincuenta metros de llevar la bici de la oreja, me llevaron a la plana trocha de la zona conocida como el Planaz, por donde el martilleo del pájaro carpintero me acompañó todo el rato.




Pronto me vi metido en el tramo de camino recién recuperado. Resulta interesante tener pericia con la bici para bajar más cómodo de lo que yo bajé. Algunos tramos atrincherados y con abundantes piedras hacían que tuviera que echar el pie al suelo en más de una ocasión. Mientras, en otros tramos el disfrute es total.





Justo antes de que el camino llegara a la pista me paré para ver el enlace. Se trata de una diagonal corta y pendiente por el terraplén de la pista. Me envalentoné y decidí bajarla montado. No me caí pero allí no disfruté, más bien me acojoné, viendo como el mojón de la cuneta se acercaba demasiado rápido hacia mí, o eso me parecía.





Una vez en la pista y sin percances me vi contento. Tras recorrer los pocos metros que separan la entrada del otro tramo hasta la tejería, me metí en zona conocida. El camino se suaviza y todo él resulta un paseo agradable y del que ya hemos dado cuenta en este blog.




La frescura del paco resultaba agradable y más viendo como a las casas aún les estaban dando los últimos rayos.




En menos de dos horas había dado la vuelta y me había duchado, listo para ayudar en las cenas de casa. Resulta una ventaja vivir en un sitio como Ansó, que permita estos disfrutes nada más salir por la puerta de casa y, aunque no dispongas de mucho tiempo, lo puedas aprovechar al máximo.







miércoles, 15 de julio de 2015

Linza-Foya de los Ingenieros en BTT. Ansó.

El viernes 10 de Julio continuaba la ola de calor en Ansó, aunque un ligero cierzo hacía que por la noche refrescara lo suficiente como para dormir bien a gusto. Después de merendar, le propuse a Elia dar un paseo con la bici por Linza, a lo ella accedió, pese a los muchos compromisos y quehaceres veraniegos que tiene con sus amigos. Se trataba de dar una vuelta por el monte evitando la carretera, y eso ya tenía ganas de probarlo, lo que sin duda influyó en la decisión.




Desde el aparcamiento del refugio bajamos hasta el aparcamiento más bajo y sin asfaltar donde entra la pista que sube a la Foya de los Ingenieros y que se solapa con la vuelta larga de la pista de esquí de fondo de Linza en invierno.




Las primera rampas son las más duras de todo el recorrido y Elia tuvo una buena excusa para partirla. Localizó fresas y eso no se podía dejar porque "tienen muchas vitaminas, dan mucha energía y   además son muy sanas,... y más, estas del monte". Esa parada en medio de la pendiente le costó tener que arrastrar la bici un tramo para poder arrancar con comodidad.




El calor de la tarde hacía que apeteciera parar a la sombra para echar un buen trago de agua. Aunque habíamos parado a coger fresas una cantidad de veces considerable, había caras que lo decían todo. Y pese a que el reloj corría rápido y Elia me había jurado y perjurado que sería la última parada no quedaba más remedio que volver a parar para avituallarse. 




Hasta que no llegamos a la Foya de los Ingenieros no paramos de coger y comer fresas. Pero con las fuerzas que habíamos cogido no tendríamos ningún problema en bajar en un "pis-pas".




Una vez arriba, entre que la pendiente era mínima y que las paradas fueron nulas llegamos al final sin darnos cuenta. Elia vió las piedras que de pequeña eran "escaladoras" y decidió sentarse en ellas hasta para echar un trago antes de emprender el camino de vuelta.




Los gritos que daba Elia me decían que se lo estaba pasando bien. En una de estas gritaba que eso de ir monte a través era muchísimo mas guay que bajar por el "cantón de Puchó" (curva pronunciada y pendiente de las calles empedradas de Ansó).




Un buen trago de agua en la fuente de Linza fue la única parada en todo el tramo de vuelta, nada que ver con la subida.



Con el sol escondiéndose llegamos al aparcamiento de donde habíamos partido. Hasta el último momento Elia no dejó de sorprenderse ya que consiguió subir la rampa de acceso montada y eso que en la fuente me había avisado que ella tiraría hasta donde pudiera y luego subiría andando. "He podido, he podido", gritaba todo lo fuerte que podía para que yo me volviera y la viera llegar pedaleando. No solo la vi yo claro, todos los que estaban en el aparcamiento se enteraron de que había podido subir pedaleando. Esta claro que no hay nada mejor que probar para avanzar.