jueves, 27 de septiembre de 2018

Circular desde Ansó, Loma Santa Engracia-Calveira-Forato-Os Ordiales-Zaburría

El pasado jueves 20 de septiembre empezaban las fiestas de Ansó. Por la mañana, aún sin madrugar, había tiempo para dar una vuelta hasta el cohete anunciador y el volteo de campanas. Como siempre por estas fechas, cada miembro del Club de Montaña Linza ya está pensando en la Marcha Senderista Otoño "Valle de Ansó" del próximo mes y yo también pensé que era buen momento de dar una vuelta por los recorridos para grabar el track y ponerlo a disposición del club.




Pese a que no era temprano, decidí hacer el recorrido largo pensando que si apretaba un poco llegaría al cohete y al volteo. 




En los tramos de abajo, en el entorno de la Loma Santa Engracia, el pinar enfajado permite ir ligero e incluso, a uno que no suele correr, le tienta la carrera al ver los tramos tan rectos y planos. Así que en algún tramo el trote se impuso sin mucho esfuerzo, aunque alguna parada ante las tentaciones otoñales también valía.




El día era espectacular y estaba disfrutando como un enano, pero veía que no era el único que lo hacía o lo había echo hacía poco. Los jabalís habían preparado una buena bañera y otro buen lugar para restregarse a modo de baño y masaje.




Aunque en el Cerro de Calveira estaba a pleno sol, el viento que soplaba permitía subir sin agobios y enseguida me planté en la divisoria de navarra. 




Recorriendo esta divisoria, rápidamente también, llegué a Forato, donde un buen trago de agua, unas fotos con intrusos, que también querían salir, y un vistazo al perfil del cerro de "Os Ordiales" que representaba muy bien lo que tenía que hacer a continuación, me volvieron a poner en marcha. 




Después de otras buenas carreras cara abajo por los cerros, me metí dentro del bosque, por donde los que manejan el motosierra dejan muestras de ello, hasta llegar a la Loma Sabineta y después hasta el camino viejo a la altura de la Borda Ostias.




Tramos frescos a la sombra recorriendo el camino viejo que unía Ansó y Zuriza me colocaron junto al río a la altura del Puente de Zaburría. Una vez allí, otro tramo de pinares de repoblación y en ligera remontada me llevó a empalmar con el camino de inicio.



Justo al llegar al Campo de Fuertes, cuando se da vista al pueblo, escuché uno de los cohetes que anunciaba el inicio de las fiestas. Rápidamente empecé a oír el volteo de campanas y un último apretón, entonces ya con calor, permitió que llegara a la hora del vermú con ganas de empezar las fiestas, después de haber pasado una mañana entretenida.











lunes, 17 de septiembre de 2018

Garmo Negro desde el Balneario de Panticosa. ¡¡Primer "tresmil"!!

El viernes pasado nos fuimos a dormir con Elia al Refugio Casa de Piedra de Panticosa con la intención de salir temprano el sábado 15 de septiembre para ascender el Garmo Negro.




Cuando llegamos al refugio el viernes por la tarde, Elia estaba tan contenta que a todo el que veía le decía que al día siguiente iba a subir al Garmo Negro y que era la primera vez que subía un "tresmil". Coincidimos en una mesa con otros dos niños, Violeta e Imanol, que estaban en la misma situación y pronto congeniaron bien.




Tras la cena y contarse unas cuantas anécdotas, solamente les paró la necesidad de ir pronto a dormir para el objetivo del día siguiente. Nosotros empezamos a caminar a las ocho de la mañana y ellos ya habían salido porque madrugaron algo más.




El ascenso es muy directo y poco a poco veíamos como el Balneario se iba quedando cada vez más abajo. Elia no paraba de recordarme que estaba subiendo su primer "tresmil", pero cuando nos íbamos acercando a la cima preguntaba por Violeta e Imanol y me decía que si los veríamos. Yo le comentaba que si no los veíamos arriba, nos los cruzaríamos en su descenso, y aunque se conformaba, no se si lo veía muy claro.




Pese a haber parado a mitad de camino a echar un bocado, en los últimos tramos, además de preguntarme si ya estábamos a más de 3000 metros, me decía que le apetecía comer un trozo del salchichón que llevábamos. Ante la cercanía del objetivo y la posibilidad de ver a sus nuevos amigos, no me costó mucho convencerla para no parar hasta arriba y comer tranquilos, disfrutando de la cima un buen rato, con el día que hacía.




Efectivamente, allí estaban Violeta e Imanol. No paraba de repetir por lo bajini "ya estoy en un tresmil" con una tonadilla que le permitía repetirlo sin parar en todo el último tramo. Alegría por todos los lados, por el "tresmil", por el Garmo Negro, por el encuentro con sus amigos, por las vistas, ...y por el salchichón que se iba a comer.




Pese al buen día que hacía, en esas cotas el fresco se dejaba notar y sus amigos decidieron bajar, ya que llevaban allí un buen rato. Nos quedamos un rato más para acabar de comer a gusto y disfrutar de su primer "tresmil". La vista de los Infiernos desde el Garmo es espectacular, pero a Elia siempre se le va la vista al Midi, que le encanta.




Tras casi una hora de cima, decidimos iniciar el descenso con la tripa bien llena. Elia decía que ya había estado en un "tresmil", yo le comentaba que aún quedaba bajarlo, pero ella seguía en sus trece y me decía que ya había estado, aunque siguió preguntando unas cuantas veces por la altitud que me marcaba el altímetro hasta que dejamos los 3000 por arriba.




Una parada obligatoria para sacar dos pequeñas piedras molestas de la bota, y solo un par de paradas para beber agua hicieron que bajáramos sin entretenernos.




Una visita a la Cascada de Argualas nos puso en el Balneario con ganas de reponer fuerzas y con la ilusión de haber cumplido objetivos y sueños. Otro reencuentro con Violeta e Imanol mientras nos comíamos unos bocatas en el Refugio Casa de Piedra redondeó la jornada.




También hubo un brindis por nuestro primer "tresmil" juntos y al final intercambio de teléfonos con Violeta e Imanol para próximos encuentros por el monte. ¡Todo una gozada!