sábado, 26 de agosto de 2017

Circular desde Tachera, Ansó. Collado Petraficha-Chipeta Alto-Sayéstico-Tortiella-Mazandú-Collado Estriviella

El pasado domingo 20 de Agosto, reintentamos con Elia el ascenso a Chipeta Alto, después de abortar el intento del martes anterior, ante la amenaza de tormenta. El día salió despejado y fresco lo que permitía pensar en que las cosas iban a ser muy diferentes a lo que habían sido cinco días atrás.




Cogimos el GR en dirección al Collado de Petraficha como el otro día, pero esta vez sin la incertidumbre y la amenaza de tormenta, que nos permitía seguir tranquilos hacia nuestro objetivo sin pensar en la aplicación del "plan B".




El aire fresco que soplaba nos permitía ascender sin quitarnos la chaqueta, no estábamos pasando calor y eso que la orientación de la zona es proclive a que esto ocurra.




Con alguna que otra mirada hacia atrás reconocíamos la trazada que realizamos en el "plan B" del otro día y Elia comentaba contenta que de no ser por la amenaza de tormenta no hubiese conocido la zona y, "total ahora ya estamos por aquí otra vez subiendo hacia el Collado de Petraficha recorriendo más monte nuevo"




Justo al llegar al Collado de Petraficha, en reacción bastante habitual, Elia echa a correr para ver cuanto antes lo que hay al otro lado del collado. Siempre resulta sorprendente y agradable lo que se ve desde cualquiera de los collados que dividen valles.




Animada por las vistas y por las ganas de ver su campamento desde la punta de Chipeta Alto nos dirigimos hacia la cima sin perder tiempo.




"Ostras veo mi tienda de campaña, y también el Ibón de Lacherito y el Castillo de Acher...¡que ganas tenía de subir a Chipeta!".




Echamos un bocado en la punta mientras disfrutábamos de todo lo que se veía. Aún nos tuvimos que poner algo de abrigo al pararnos y eso que seguíamos con la chaqueta puesta. Mientras comentábamos las posibilidades que teníamos para bajar, Elia decidió que podíamos llegar hasta el Collado de Estriviella ya que los del campamento también subían allí y lo quería conocer. Además podríamos empalmar varias cimas en el recorrido y eso no lo habíamos hecho nunca.




Enseguida llegamos a Sayéstico desde donde se veía Chipeta Alto más parecido a como lo veía desde el campamento, al que no quitaba ojo en ningún momento. El nombre de Sayéstico no lo conocía, se le hacía raro y le costaba aprendérselo. Le comenté que en que pudiera lo escribiera y así seguro que se le quedaba mejor. "¡En cuanto lleguemos al Camping de Zuriza pediré un bolígrafo y lo escribiré!".




Con vistas siempre al Castillo de Acher, aproveché para enseñarle a Elia los mojones que separan los puertos ganaderos de Chipeta Alto y Tortiella. Estos, bien conservados, crean una linea imaginaria que los ganados deben respetar para no invadir el pasto del puerto contiguo y evitar disputas, dejando bien claros los límites de cada puerto.




Tras salvar las puntas de Tortiella y Mazandú solo faltaba llegar al Collado de Estriviella para terminar el diente de sierra que habíamos trazado y comenzar el descenso hacia Tachera.




Elia estaba contenta de llegar al Collado de Estriviella y haber hecho varios picos en la misma jornada. 
En el collado nos quitamos la chaqueta por primera vez en todo el día. El caminar por la divisoria y con viento había permitido no pasar nada de calor pese al sol reinante.




Al llegar a la pista de Mazandú, Elia me comentaba que sabía que nos quedaba muy poco para llegar a Tachera, ya que se encontraba en terreno conocido después de haber recorrido mucho monte por, hasta ahora, terreno desconocido. Elia estaba contenta de haber hecho esta circular tan entretenida y le había encantado eso de enlazar varios picos en el mismo día.
Una buena comida en el Camping de Zuriza completaron un día espectacular al nivel de la excursión realizada. Eso sí, le pidió a Clara un bolígrafo para escribir Sayéstico y ver si así se le quedaba en la mente y dejaba de costarle tanto retener ese nombre.











sábado, 19 de agosto de 2017

Circular por Chipeta Bajo desde Tachera. Ansó

El pasado martes 15 de agosto, aprovechando el día festivo, nos fuimos con Elia al monte. Teníamos intención de subir a Chipeta. Desde que estuvo en el campamento de Oza este inicio de verano, lo tenía en mente tanto como el Castillo de Acher. Era el momento de probar a subir a Chipeta aunque la previsión anunciaba tormentas a partir del mediodía.




Si las previsiones se cumplían teníamos el tiempo mas o menos justo para llegar de vuelta sin mojarnos. No obstante habíamos subido ropa de repuesto, que habíamos dejado en el coche, por si acaso.




Pronto las nubes amenazadoras empezaron a echar agua. Nos coincidió en el tramo de bosque y, mientras nos pertrechábamos con los chubasqueros, aguantamos el chaparrón hasta que se pasara.




Mientras se aclaraba por un lado, se oscurecía por el otro y la inseguridad e incertidumbre era lo que reinaba en el momento. Dejó de llover pero decidí dejar el camino que nos llevaba hacia el Collado de Petraficha y aplicar el "plan b" que siempre hay que llevar en mente.




Decidimos remontar hacia la planada de Chipeta Alto sin pasar por la Foya de Chipeta, teniendo así la posibilidad de bajarnos de forma rápida por Chipeta Bajo si las cosas se complicaban.




Llegamos mas o menos tranquilos hasta la amplia loma que lleva a la punta de Chipeta Alto trazando un recorrido que a Elia le gustó. "Aunque no hay camino, parece que vayamos por uno" decía. Yo mientras, vigilaba las nubes que engordaban por Navarra




Cuando ya quedaba lo más fácil, vi como las nubes gordas empezaban a descargar con ganas. Le comenté a Elia que teníamos que volver y casi seguro que nos iba a pillar. Lo asumió bastante bien pese a que nos quedaba muy poco para llegar y sin pensárselo echó a correr para abajo.




Al llegar al cubilar ya se había pasado todo. "Mucho ruido y pocas nueces". Apenas cuatro gotas gordas nos cayeron y la tormenta no nos pilló, ni siquiera sacamos los chubasqueros. "Vaya chasco, podríamos haber subido hasta la punta". Para colmo las "chordigas" (ortigas) del cubilar hicieron de las suyas en el brazo y la pierna de Elia. No sabía si escocía o dolía, pero era muy molesto.




Para distraer su atención ante las molestias, le propuse bajar hasta el barranco de Petraficha por una canal que luego se convierte en un pequeño canchal, en lugar de por donde estaba previsto. Recordaba la canal descompuesta y algo expuesta en mejores condiciones de lo que estaba. Hacía tiempo que no enredaba por allí y queda claro que no es lo mismo ir tu al monte, que llevar a alguien. 
En la foto anterior se ve una lengua sin vegetación en la parte superior derecha por donde se baja sin problemas y la canchalera que hay al lado, que es por donde bajamos nosotros.



Elia me comentaba el alivio que había tenido después de meter la mano en el agua fresca. Pese a que habíamos abortado la idea inicial, a Elia le había gustado el recorrido, que sino no hubiese conocido. Habíamos realizado una circular por Chipeta Bajo y habíamos animado la mañana con un destrepe improvisado, y no fácil, que no le disgustó. Eso si, lo de las "chordigas" no le había hecho ninguna gracia y esperaba no "chordigarse" más por el monte. También tenía claro que, en pudiésemos, había que volver a intentar subir a Chipeta Alto.