miércoles, 3 de noviembre de 2021

Pico Midi D´Ossau

 El pasado domingo, 24 de Octubre, y en vista del buen tiempo reinante, decidimos subir al pico Midi D´Ossau. Quedamos temprano en Ansó Edurne, Elia, Pablo y yo con la intención de hacer la ascensión en el día.




A Elia no le gusta mucho hacer viaje largo en el coche para ir al monte, pero tratándose del Midi y teniendo en cuenta que el Refugio de Pombie está ya cerrado, fue de lo más contenta. Avisó antes de subir al auto que iba a dormir en el trayecto, pero... mentira, no calló en todo el viaje.




Pese a no hacérsele largo el tramo al Collado de Suzon, y sobre todo desde que teníamos cercano el pico del día, no paraba de repetir: "¿cuando empiezan las trepadas?".




Pronto nos plantamos en la base de la primera chimenea y todo cambió. Nos encordamos para subir, bueno, yo no, de ahí que no haya ninguna foto de ese tramo. Bastante tenía con la trepada como para pensar en echar fotos.




En la segunda chimenea nos tocó esperar un poco ya que había algo de atasco pese a las fechas. Aún siendo mas sencilla que la primera, decidí encordarme y así pude tirar tranquilo y cómodo unas cuantas fotos tanto de Elia como de Edurne.




Una vez pasada la segunda chimenea ya no usamos la cuerda. La tercera chimenea es la más sencilla de las tres y fuimos probando poco a poco viendo que no resultaba necesario asegurarnos.




A Elia no le gustó cuando le dijimos que al final de la tercera chimenea había una cruz de hierro que determinaba el final de las trepadas, y menos cuando comenzó a verla desde abajo.




Un tramo de caminar entre rocas con espectaculares vistas del Pirineo Central y Occidental y un último paso entretenido nos pusieron en la cima del Pico Midi D´Ossau.




En la punta estuvimos un buen rato. Comimos y hablamos mientras disfrutábamos del panorama. Parecía mentira que estuviésemos mas de una hora en manga corta y en esas fechas sentados a casi 2900 metros y tan a gusto. A Elia también le parecía mentira estar en el Midi con las ganas que tenía de subirlo. Ahora observaba desde el Midi D´Ossau todos los picos que desde ellos siempre lo veía y además los reconocía uno a uno, y ya son unos cuantos




No quedó más remedio que ponerse en marcha para iniciar el descenso. Quedaba un buen rato de entretenidos destrepes y un par de rápeles, ya que la chimenea más alta la destrepamos sin cuerda.




Un tapón en la segunda chimenea nos hizo perder bastante tiempo. Un numeroso grupo de franceses rapelaban despacio desde el anclaje. Después de un buen rato y con las chaquetas puestas, ya que la sombra y el parón hicieron que tuviésemos que abrigarnos, decidimos rapelar desde un anclaje improvisado.




Un segundo rapel nos colocó a pie de las chimeneas. Allí nos despedimos de los destrepes, así como del casco, cuerda y arneses y comenzamos a andar por camino normal comentando las mejores jugadas mientras echábamos las últimas miradas a la mole que acabábamos de conquistar.




Terminamos el día igual que lo habíamos empezado con los rayos de sol en el mismo tramo, esta vez con los últimos del día en lugar de con los primeros como por la mañana.


Otro buen día de monte, con muy buena compañía y siempre sin parar de aprender, como es habitual. Mas tarde de lo previsto llegamos al coche donde no hubo mucho tiempo para celebrar el día... ¡Pablo y Edurne!, habrá que tomar algo en que nos volvamos a juntar los cuatro con más tiempo.




Track del recorrido




martes, 26 de octubre de 2021

Ref. Ibones de Bachimaña-Picos del Infierno-Balneario de Panticosa

 El domingo 17 de octubre, tras pernoctar en el Refugio de los Ibones de Bachimaña, partimos con Elia hacia el objetivo del día, los Picos del Infierno.




Desayunamos a las siete y media y pronto nos pusimos en marcha. Pese a que anunciaban cielo nublado, lo que teníamos al amanecer era un cielo algo velado.




Recorrimos el tramo por el que el día anterior habíamos pasado para remontar hacia los Ibones de Pecico. Con las vistas del Ibón de Bachimaña, esta vez remontamos hacia los Ibones Azules.




A los dos nos llamó la atención el nivel tan bajo del Ibón Azul inferior, y la linea tan marcada de cuando está lleno.




Desde el Ibón Azul superior ya veíamos claramente el Collado del Infierno, y tras remontar por restos morrénicos y con las vistas puestas en la cara norte de los Infiernos y su pequeño glaciar, enseguida dimos vista al precioso Ibón de Tebarray junto al pico del mismo nombre.




A la sombra y pisando alguna pequeña mancha de nieve nueva, comenzamos la remontada hacia los Infiernos.



Remontando entre las blancas marmoleras y la oscura roca de la también conocida como Quijada de Pondiellos, y prestando la atención y cuidado que se merece, íbamos ascendiendo poco a poco.




Al dar vista a los Ibones de Pondiellos, también salimos de la fría sombra y todo se agradeció. Tanto las vistas del Garmo Negro y los ibones, como el sol, que se iba apoderando poco a poco de los cielos velados, resultaban de lo más agradables.




Una última trepada nos plantó en la primera de las cimas del día, el Pico del Infierno occidental.




Después, cruzamos la espectacular marmolera para alcanzar la cima del Infierno Central y luego, sin pérdida de tiempo, trepamos hasta la oriental cruzando la pequeña brecha que las separa.




Elia estaba encantada de tanta trepada y con cierta incertidumbre por el descenso que le había propuesto por la cara sur de los Infiernos.




Una vez metidos en el terreno descompuesto (recomendable casco) de la canal sur y viendo que poco a poco se dejaba, Elia pasó de la incertidumbre al disfrute en los destrepes.




Un vistazo al terreno que habíamos recorrido antes de dirigirnos al Collado de Pondiellos, permitió ver claro por dónde habíamos bajado. Elia estaba contentísima y me decía que no era tan complicado de como se lo había descrito yo.




Una vez en el Collado de Pondiellos y con las vistas del Balneario de Panticosa debajo, solo restaba descender los casi 1200 metros de desnivel que nos separaban. Todo fue rápido comentando lo bien que lo habíamos pasado en las trepadas y destrepes del día. También la pernocta en el refugio y el fin de semana tan completo que habíamos tenido nos dejaron un buen recuerdo, con objetivos que se van cumpliendo poco a poco, y pensando con ganas en el siguiente.