sábado, 15 de abril de 2017

Esquí de travesía en Ansó. Alano-Peñaforca-Estriviella-Mazandú

Antes de que llegase la vorágine de la Semana Santa, el jueves quedamos Peyo, Pablo y yo para apurar un poco la nieve que cada vez se va quedando más alta por el valle. Con el permiso del ayuntamiento para poder circular por las pistas, subimos todo lo que pudimos por la pista de Mazandú. Nos quedamos entre las dos parideras, ya que una lengua de nieve en una curva no permitía avanzar más.




Una porteada de unos diez minutos nos puso a pie de nieve. Mientras Peyo y yo calzamos los esquís, Pablo decidió seguir con crampones hasta Alano.




Tan solo un corte de nieve en la parte más estrecha de la subida al Achar de Alano nos hizo descalzar los esquís. Una vez en Alano la nieve estaba asegurada de camino a Peñaforca.




Apuramos con esquís hasta que decidimos poner crampones en el último tramo a la punta, más empinado y aún con nieve dura. Pablo optó por probar uno de los corredores mientras Peyo y yo subimos por el acceso habitual.




Justo cuando nos asomábamos a la cima, Pablo aparecía a la vez. Buenas vistas desde Peñaforca y aunque la nieve estaba algo escasa, aún permitía bajar por la espectacular pala de la cara sur.




Aunque habíamos subido los esquís hasta arriba por si podíamos iniciar desde allí el descenso, finalmente arrancamos desde el collado con una salida pendiente, pero que da paso a una bajada de lo más disfrutona y más con la nieve que pillamos.




Después de poner pieles y con Lenito de testigo, nos dirigimos al Achar de Forca rozando los límites territoriales de nuestros vecinos chesos. Allí, Peyo preparó un buen bocata de atún que compartió con nosotros antes de arrancar con otra buena bajada hacia Estriviella.




Buena bajada hasta el barranco, justo hasta donde se terminaba la nieve. 




Después del paso estrecho, pudimos elegir la mejor zona para bajar en función de la nieve, manteniendo opciones de esquiar bien a gusto y con buena nieve.




Un flanqueo para salvar el barranco nos puso en la última remontada del día hasta el Collado de Estriviella. Aún echamos un último vistazo a la buena bajada que acabábamos de hacer mirando nuestras huellas.




El sol apretaba en la subida, pero las ganas de llegar a la collada para bajar por Mazandú se apoderaban y además Pablo tiraba de nosotros marcando un buen ritmo.




Con la decisión tomada de parar a comer el Camping de Zuriza nos echamos Mazandú abajo disfrutando de buena nieve. Su orientación permite mantener la nieve en condiciones hasta bien avanzado el día.





Apuramos hasta que pudimos y, tras una porteada de unos veinte minutos, llegamos al coche contentos de la vuelta que habíamos dado en un día primaveral. Una buena cerveza y la comida acordada en el Camping de Zuriza completaron una jornada de esquí redonda.








lunes, 10 de abril de 2017

Vuelta al Anie con esquís de travesía

Ayer domingo nos fuimos con Pablo a esquiar. No teníamos muy claro a donde acudir pero en lo que sí estábamos de acuerdo era en no portear. El día anterior Pablo había estado por Panticosa y yo anduve por la costa mediterránea con lo que no nos apetecía ir muy lejos con el coche. Ante esta situación solo quedaba la solución del Anie.




Partimos desde la curva helicoidal de la carretera hacia Arette y entramos por las pistas de fondo de La Contienda aún pisadas y en uso, con buena cantidad de nieve y sin porteos.




El día era espectacular y la nieve, abundante, estaba como corresponde por estas fechas y en un día despejado de primavera, algo dura.




Ante esta situación decidimos retrasar un rato la subida al Anie y nos fuimos hacia el collado entre el Añelarra y el Péne de Castetné para ver el panorama.




Tras titubear un rato y no saber muy bien que hacer, decidimos subir al Péne de Castetné y después ir hacia el Anie.




Después de fichar un posible recorrido hacia la Mesa de los Tres Reyes con muy buena pinta desde allí, continuamos nuestro camino hacia el Anie tras un descenso con nieve algo dura todavía.




Pusimos cuchillas para subir la pala del Anie y al llegar a arriba nos llevamos una sorpresa alegre al encontrarnos con el incombustible Popol. Como siempre que ésto ocurre nos saludamos y hablamos. Nos comentó que él iba a bajar por la cara norte rodeando el pico para volver hacia la estación de Arette. Nos propuso bajar con él y aceptamos. Su acompañante, Pablo y yo nos pusimos en sus manos y nos llevó a dar la vuelta al pico en la bajada.




Disfrutamos de una buena bajada con nieve transformada que permitía esquiar cómodos. También disfrutamos de la trazada de Popol que se conoce la zona a la perfección y nos descubrió esta vuelta tan maja.





Pusimos pieles para remontar al collado y volvimos a disfrutar de la trazada perfecta y el ritmo uniforme de Popol.




En el collado nos despedimos hasta la próxima, agradeciendo la ruta que nos había enseñado, la compañía tan agradable y todo lo que habíamos aprendido con alguien con tanta experiencia. Un día con cierta apatía por no saber muy bien que hacer, se convirtió en toda una gozada compartiendo muy buena compañía y aprendiendo mucho más que cualquier día de monte, en un día espectacular y del que guardaremos un buen recuerdo.

¡Muchas gracias Popol, nos vemos en el monte!