El pasado sábado 14 de enero nos bajamos con Elia hasta Lecina. Queríamos conocer la ruta de las escaleretas por el cañón del Río Vero.
La idea era hacer una circular bajando hasta el lecho del río por el antiguo Molino de Lecina y remontar por "las escaleretas" hasta el mismo pueblo de donde habíamos partido.
También sabíamos que teníamos que cruzar el río en dos ocasiones pero como no sabíamos que cantidad de caudal bajaba nos llevamos calzado para poder mojar y una toalla para secarnos. Fue un acierto porque aunque la cantidad de agua que bajaba no era grande, si que era lo suficiente para que no sobresaliera ninguna piedra por donde pasar sin mojarnos.
La escarcha que había en la orilla no invitaba a descalzarse y menos aún a mojarse, pero lo hicimos sin pensarlo mucho. Cruzamos rápido y luego nos cambiamos también rápido obteniendo una muy buena sensación con los pies calientes dentro de las botas secas.
Enseguida que empezamos a remontar, nos dio el sol y la temperatura empezó a resultar de lo más agradable. El resguardo de las paredes resultaba muy efectivo.
También nos habíamos llevado el casco y los arneses por si acaso. Mientras que los arneses no los utilizamos, si que nos pusimos el casco. No había nadie por la zona para que nos pudiera mover alguna piedra, pero los buitres que asustábamos nos hicieron pensar que al despegar sobre nosotros podrían echarnos alguna encima.
La ruta, aunque aérea, resulta sencilla y además entretenida, descubriendo abrigos continuamente y buscando las pinturas rupestres que en ellos hay.
Después de remontar las paredes vimos que podíamos acercarnos hasta otros abrigos cercanos. Los
Abrigos de Barfaluy merecen la pena. Tienen unas vistas espectaculares y además de las abundantes pinturas rupestres hay una colección de antiguas colmenas en el "arnal" de
Barfaluy donde se explica el aprovechamiento de la miel de forma artesanal.
Una vez localizadas unas cuantas pinturas y de haber disfrutado de la zona, cogimos el camino de retorno hacia
Lecina.
Después de echar un buen bocado al llegar al coche nos acercamos hasta la
Carrasca de Lecina. Ésta merece una visita, motivos tiene para haber sido declarada como
"Árbol europeo del año 2021". Las dimensiones y el porte de esta carrasca milenaria resultan espectaculares.
Un paseo por el pueblo de
Lecina dio por terminado un día primaveral de enero de lo más entretenido. Solo faltaba volver a casa y observar la llegada de la nieve prevista con ganas.