martes, 17 de junio de 2014

II Jornadas de Medicina Natural y encuentros con la Naturaleza. Ansó

Este fin de semana pasado se han celebrado en Ansó por segundo año consecutivo las II Jornadas de Medicina Natural y encuentros con la naturaleza. La asistencia ha sido con arreglo a lo previsto superando el medio centenar de personas. El tiempo ha sido inmejorable y el ambiente parecido.


El viernes quedamos con Constancio para preparar el herbario. Tras recoger las últimas especies, todo quedó preparado para el sábado por la mañana. Este año, el herbario además de superar las 130 especies convenientemente etiquetadas, estaba clasificado por grupos según su aplicación: sistema nerviso, úlceras, tóxicas, uso veterinario, ...



El sábado por la mañana, mientras se secaba la hierba por el aguazón matutino y tras la presentación de las jornadas realizada por Constacio, se hizo una intensa e interesante visita al herbario, donde la gente pudo observar, palpar y fotografiar las especies.



Cuando nos apeteció, decidimos salir a realizar el primer circuito de las jornadas. Todos parapetados con carpetas y mentalizados y dispuestos a aprender nos pusimos en marcha. 




Además de ver un montón de especies, como es habitual con Constancio, tuvimos una buena sorpresa. Nos encontramos una planta de cicuta de buen porte y en un entorno no habitual. La observamos, aprendimos a distinguirla de otras umbeliferas, y vimos como su altura rebasaba las cabezas de todos.



Tras la sorpresa por el encuentro de la cicuta, seguimos con el paseo y encontrando infinidad de especies, observando sus características, sus utilidades,...




Por la tarde, Pedro nos hizo un taller de caléndula con sus usos y aplicaciones. Resultó de lo más interesante no sólo por la cantidad de cosas que se pueden hacer, sino por aprenderlo como lo hicimos. Ante las dudas y curiosidades que la gente planteaba, hacía que ellos fueran descubriendo el porqué, hasta llegar a la respuesta de cada cuestión. Conocimos la diferencia entre esencias y aceites esenciales, como maceraba él sus productos, nos encauzó para que probásemos a hacer cosas y al final nos dió un dossier de su taller y nos obsequió a todos con la crema preparada en una curiosa cajita. Todo un detalle.




La tarde terminó con la proyección de diapositivas, donde Constancio hizo mucho hincapié en las plantas tóxicas y nos las presentó con toda la majestuosidad que les caracteriza.


El domingo por la mañana, Ana nos dio una charla de lo más entretenida. Además de iniciar la charla con una introducción en la que nos transmitió la absoluta dependencia que tenemos de la flora en nuestra vida cotidiana desde que nos levantamos (somieres de láminas de madera, sábanas de hilo, camiseta de algodón, café,...), dio un repaso a la diversa flora del parque Natural de los Valles occidentales explicando el porqué de esa diversidad. Finalmente aprendimos a distinguir entre cremas, ungüentos, cataplasmas, licores, compresas,.... Todo ello oliendo, tocando, comiendo e incluso bebiendo, toda una gozada de charla.




Después tocaba salir a dar otro paseo. Esta vez, además de seguir aprendiendo, Constancio se aventuró a realizar una pequeña evaluación entre los asistentes. Quedó satisfecho del aprovechamiento que la gente había realizado de las jornadas.




El buen día, el buen ambiente, el intercambio de información, el interés demostrado por los que allí estaban hacían que las jornadas transcurrieran de la mejor manera que podía transcurrir.



Para terminar, Constancio nos enseñó una prensa de plantas y nos dio consejos de cómo utilizarla. Aprendimos a secar hojas, flores, tallos gordos y finos, raíces,...




Todo terminó con una mesa redonda, curiosamente activada por unos cuantos participantes donde las aportaciones siguieron siendo lo mejor de unas jornadas intensas y gratificantes para todos.





martes, 10 de junio de 2014

Circular desde Fago en BTT. Val d´as Fuens-Beleis

El pasado viernes 6 de Junio por la tarde, disponía de un par de horas antes de dar las cenas en casa. No era mucho tiempo pero lo suficiente para acercarme a Fago y estrenar las recién limpiadas trochas de Beleis. El recorrido estaba claro: subir por la pista de Val d´as Fuens hasta la collada de Beleis, bajar por las trochas hasta empalmar con el camino que sube hasta la Punta Altiva y descender por él hasta la carretera pocos metros más abajo de la entrada de la pista de Val d´as Fuens.




Después de pasar el amplio campo del fondo de valle nos adentramos en el estrecho y húmedo tramo de la Val d´as Fuens. Este tramo resulta impactante. Los abetos de la margen derecha desafían al sol y el calor tórrido de un típico bosque mediterráneo con predominio de robles, pinos y encinas de la margen derecha. Todo este contraste está separado por el barranco y la pista, ya que no hay sitio para más.




Era el primer día de la primavera donde el calor pesado se dejaba notar y saliendo del tramo más frondoso, pese a lucir el sol, aunque algo velado, eso sí, me cayeron cuatro gotas no se ni de donde.




Una vez en el alto continué por la pista en dirección a Majones, abandonando a la derecha el único desvío que hay en el tramo. La pista transcurre por una divisoria con pocas sombras, pero la linea de cerro por la que discurre, además de aportar unas amplias y bonitas vistas, permitía disfrutar del poco aire que corría.




Rápidamente llegué a la collada de Beleis donde me aparté de la pista definitivamente y me dispuse a disfrutar de las trochas que discurren en suave pendiente junto al barranco. Resultaba incómodo pararse a hacer alguna foto, ya que el disfrute provocado al descender con bici por terreno recién desbrozado y sin encontrarte piedras por el suelo era grande.





Casi sin darme cuenta, llegué al empalme del camino que lleva a la Punta Altiva. El camino también estaba desbrozado y despedregado con lo que, aún quedaba mucho por disfrutar.
En un "periquete" me planté en las saleras de Beleis. Estaba tan ensimismado con el descenso que hasta que no oí un potente trueno no me había dado cuenta de se acercaba una buena tormenta por el sur. La pesadez del día y las cuatro gotas que me habían caído antes, no eran más que el preludio de lo que suele pasar en primavera y en días como el que estábamos.





Por un lado quería seguir echando fotos, pero por otro escuchaba los truenos cada vez más numerosos y potentes que parecía que me empujaran hacia abajo.




Todo el camino resulta fácil y cómodo para la bici. Solo un corto tramo con mayor pendiente necesita mayor destreza. En cualquier caso, en menos de un minuto, montado o desmontado está salvado y se puede seguir disfrutando del resto del camino.


Llegando a la carretera, los rayos y los truenos eran contínuos y lo peor era que el agua también empezaba a llegar empujada por un potente viento, típico en las tormentas.


Definitivamente deje de hacer fotos, salí a la carretera y apreté todo lo que pude. El agua mojaba la carretera, pero yo ya entraba en las calles de Fago. Aunque tenía el coche aparcado, decidí dirigirme a Casa Alejos, donde siempre me reciben bien. Mientras el agua mojaba hasta la fachada y la rueda trasera de la bici se deshinchaba por culpa de un pincho de harto, Casilda me invitó a una buena cerveza e incluso se puso "pelma" en ofrecerme una toalla para que me secara.


Cuando acabó el chaparrón cargue la bici en el coche y volví para Ansó. Lo había pasado en grande con la bici, con la tormenta y todo rematado con el buen trato recibido en Casa Alejos.