Entre todos los participantes, allí nos unimos un buen lote de ansotanos con ganas de disfrutar del evento.
Pasado el llamativo Puente de la Torre sobre el río Subordán, iniciamos el ascenso observando como la ganadería es un valor fundamental de la zona y viendo que existe una buena posibilidad de compatibilizar el desarrollo de dicha actividad con la de disfrutar del monte como lo estábamos haciendo.
Además de ver como la señalización de la prueba nos iba llevando por el recorrido sin problemas, todos vimos como la organización también se había esforzado en el cuidado de los avituallamientos, donde no faltaba de nada.
Una vez recuperadas las fuerzas en el primer avituallamiento, decidimos realizar el recorrido largo, ya que éste era el punto donde había que decidir sobre este asunto.
Las posibilidades de la zona para realizar paseos son muchas y la organización se esforzó en señalizar a conciencia el recorrido para evitar despistes ya que, aunque está de por sí bien señalizado, seguir el trazado de la marcha requeriría prestar mucha atención. El paso por las Cuevas de la Olla me recuerda que en este mismo blog hay varias posibilidades de acceso hasta ellas como se puede ver en los enlaces siguientes:
Remontando hacia el Campo Quilero, donde se encontraba el segundo avituallamiento, pasamos zonas frescas de bosque que hicieron muy llevadero el tramo.
Otro avituallamiento en condiciones, incluso con trago de vino en bota, permitía tentaciones de perder demasiado tiempo allí y costó arrancar para proseguir con la marcha.
Otro tentempié donde el recorrido cambiaba de vertiente y se juntaba con los que hacían el recorrido corto permitió iniciar el camino de vuelta hacia Hecho, con un buen trago de agua esta vez.
El trazado del camino en sí y las vistas que ofrece del valle son espectaculares. El descenso suave y progresivo te van llevando como si nada.
En el fondo de valle los prados y las bordas cobran protagonismo y el verde primaveral lo envuelve todo.
La glera del río nos permitió disfrutar de otro de los eventos del día, el descenso de navatas por un animado río Subordán. El caudal permitió ver como las navatas o almadías bajaban rápido, bien guiadas por la destreza de los navateros o almadieros.
Un buen vermú en cuadrilla, previo a una también buena comida preparada por la organización de la marcha pusieron la guida a una jornada de lo más entretenida con un muy buen día primaveral.
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