martes, 25 de febrero de 2020

Portillo de Batikotxe desde La Contienda con esquís de travesía.

El pasado domingo 23 de febrero nos fuimos con Elia a esquiar. Después de unos días de parón obligado por unas cosas o por otras, me tocaba disfrutar del estreno de un equipo nuevo y que mejor que dar una vuelta con Elia.




Partimos desde la curva helicoidal de la carretera y nos adentramos por las pistas de esquí de fondo de La Contienda sin porteos. Pero esta vez hubo que trampear y salvar los cortes de nieve en la pista por el recorrido de raquetas que discurre por la orientación norte que es la única que mantiene nieve continua por la zona.




El persistente anticiclón hace que la nieve que queda esté dura por las mañanas y como los pasos ya son obligados se hacen necesarias las cuchillas para salvar las pendientes. Esto es algo novedoso para Elia en esta temporada, pero todo vale para ir progresando.




La nieve escasea y está justa para poder avanzar con continuidad. Tuvimos que fijarnos bien en los pasos para, en la bajada, no quedarnos atrapados en alguna isla y tener que descalzar.




Con vistas al Anie, Soum Couy y Arlas llegamos al Portillo de Batikotxe. La poca nieve llama la atención y las pistas de la estación de Arette se ven como ríos blancos en medio de la caliza que predomina por la zona.




Después de echar un bocado, aprovechando el día primaveral que teníamos, nos entretuvimos aprendiendo a utilizar el piolet personalizado que este año le habían traído los Reyes Magos a Elia.




Después de comprobar alguna de las utilidades del piolet, decidimos quitar las pieles que habíamos dejado secando al sol y disfrutar de la bajada hasta La Contienda.





Aunque escasa, la nieve estaba en su punto y la bajada se hacía de lo más disfrutona, ...¡vamos!, "¡mucho mejor que en pistas!" comentaba Elia convencida.




Solo al final hubo que tirar de pericia para descender por el único y estrecho paso que ya queda hasta el llano de La Contienda. Algo que superó también sin despeinarse.




Una vez en la pista de fondo nos paramos a quitar algo de ropa ya que el calor apretaba. Los cortes de nieve en la pista ya van siendo numerosos y al final optamos por descalzar y llegar a la carretera andando para evitar el incómodo quita y pon.



Terminamos un día primaveral estupendo donde el sol, la nieve, mis esquís nuevos, el uso de las cuchillas para Elia y el del piolet también, fueron los protagonistas. Esperando que nieve con ganas, nos fuimos a comer a casa después de un bonito día de esquí de travesía.











jueves, 13 de febrero de 2020

Añelarra y Pèneblanque con esquis. Jugando entre el pirineo navarro y frances

El domingo pasado nos fuimos Aro, Pablo y yo hasta la curva helicoidal que da entrada a las pistas de esquí de fondo de La Contienda. Tal y como está el asunto se ha convertido en el último reducto del Pirineo Occidental para partir con esquís de travesía sin porteos.




Salimos con una situación anómala, el mar de nubes habitual en la parte francesa, esta vez estaba en la cara sur del Pirineo, de tal forma que si los montes nos protegían lo suficiente, disfrutaríamos de un día soleado mientras en los valles españoles las nubes serían las protagonistas.




Hacía un par de días que Pablo y yo habíamos estado en el Anie, así que como a Aro tampoco le importó, cambiamos y nos fuimos hacia el Añelarra.




Estando en la larga arista del Añelarra decidimos recorrerla para buscar la bajada hacia el laberíntico Karst de Larra.




En la arista del Añelarra disfrutamos de las vistas de Pèneblanque, la Mesa de los Tres Reyes, Budoguía y Ukerdi, y en la que Aro me echó alguna que otra foto.




Un buen descenso por nieve primavera nos depositó en el paraje inhóspito y siempre llamativo de Larra, allí comenzaba la aventura del día.




Pablo se había descargado un track de Julio Alberdi del blog "Kuestas", que es toda una referencia de esta y otras tantas zonas, y que fuimos consultando de vez en cuando para intentar cruzar este espacio.




Mientras las nubes engullían la Mesa de los Tres Reyes, el Péneblanque se quedaba como la mejor opción para completar un buen día.




La chimenea final, bastante descompuesta y algo expuesta, resultó también llamativa. Entretenidas trepadas en las que había que prestar atención, completaron la ascensión con la amenaza de que las nubes nos engulleran.




Poco tiempo perdimos allí arriba y, de nuevo con cuidado y prestando mucha atención, emprendimos el descenso. Al llegar a donde habíamos dejado los esquís echamos un bocado antes de volver a enfrentarnos al laberinto para retornar hacia Añelarra, siempre a la vista.




Volvimos por el mismo camino que habíamos realizado en la ida, pero esta vez sin remontar hasta la cima de Añelarra. En el ascenso hasta su arista, mientras Pablo con pieles nuevas subió cómodamente y sin problemas, tanto Aro como yo tuvimos que echar los esquís a la mochila por la falta de adherencia de las nuestras. Este año las pieles de repuesto habrá que ponerlas ya en la mochila y no esperar a que avance la temporada.



Un entretenido y rápido descenso hasta La Contienda completó un día de lo más entretenido donde la nieve dura de las nortes y la nieve primavera de las sures fueron las protagonistas, además del buen ambiente generado por la compañía. Otro día de disfrute pese a la precaria situación de nieve que tenemos por la zona.