El pasado 31 de diciembre, y para terminar el año nos fuimos con Elia y Elena hasta Galicia. Entre tantas cosas para ver allí, decidimos pasar el último día del año por la zona de la Costa da Morte. De camino hacia allí hicimos una parada para dar un paseo, el entorno elegido fue Muiños de Verdes en el río Anllóns. La zona pertenece al concello de Coristanco en la comarca de Bergantiños (A Coruña).
Nada más llegar, los ojos ya no saben a donde acudir ante semejante fuente de vida que ofrece el río
Anllóns. Menos mal que hay unas pasarelas que facilitan en todo momento el acceso a las antiguas edificaciones "muiños" que aprovechaban el agua como molinos que eran, porque sino ya me veía con los pies a remojo embobado ante semejante entorno.
Después de estar un buen rato curioseando alrededor del área recreativa decidimos dar un paseo para ver algo más. Nos echamos río abajo por la margen izquierda para disfrutar de una variada vegetación. Diferentes robles se combinaban con pinos y eucaliptos. También alisos y laureleros con avellaneras, y todo ello con un suelo tapizado de hiedra, musgos y helechos.
Tramos cómodos se combinaban también con otros mas obligados, que hacen pensar que no será recomendable realizarlos en caso de crecida, pero sin dificultad en situaciones normales como en la que nos encontrábamos.
Al rato dejamos la orilla del río y remontamos por el monte para completar la circular que nos llevara al inicio. Por allí predominaban los pinos y los eucaliptos. Los eucaliptos no estamos acostumbrados a verlos y nos llaman la atención por su porte, corteza y sobre todo por la diferencia de la hoja entre ejemplares jóvenes y adultos. A los pinos estamos más acostumbrados, pero tampoco a los que se ven por aquí, con acículas mucho más grandes y largas y sus piñas también grandes y alargadas.
Los aprovechamientos madereros y las plantaciones posteriores son buena prueba de la valorada y potente industria forestal que hay en la zona.
De vuelta al río, pronto llegamos hasta el punto de partida, donde como antes, nos quedamos absortos con la viveza del agua en sus saltos escalonados que por allí se encuentran.
Las pasarelas, unas de piedra, otras de madera, se meten en el paisaje igual que el agua va buscando su fluir río abajo entre piedras y musgo.
Una vez terminado el paseo matutino nos acercamos hacia la
Costa da Morte. Fuimos hasta el
Faro Roncudo, denominado así al parecer por el ruido ronco del mar al romper las olas en los acantilados.
Lugar espectacular y sobrecogedor. A la fuerza de las olas, el ruido y el viento se unen las cruces en las rocas de granito que recuerdan a todos aquellos que se llevó el mar y nunca mas se supo de ellos. No paro de pensar en los percebeiros y el riesgo que corren al hacer su faena
Desde allí nos acercamos a
Corme. Como se había hecho la hora de la comida decidimos comer allí y como no podía ser de otra manera, probar los percebes del lugar.
Después de comer y de forma mas relajada pasamos la tarde visitando el curioso Dolmen de Dombate. Un dolmen que se ha protegido con una cubierta para conservar la policromía interior y se ha desnudado para observar sus dimensiones reales y todo lo que rodea a este tipo de enterramientos prehistóricos.
Una corta visita guiada muy recomendable aporta mucha e interesante información acerca de este y otros dólmenes de la zona.
Por estar en las cercanías, también dio tiempo a visitar el Castro de Borneiro. Restos de la cultura castreña que apareció como consecuencia del abandono de la vida nómada hacia la Edad de Hierro.
Restos de asentamientos bien conservados que permiten ver nuestra evolución de una manera curiosa. Si a esto se añade imaginación, el rato que pasas en un lugar como este, rodeado de un entorno natural espectacular, no tiene precio.
Con las últimas luces del día nos acercamos a
Laxe y a su
Praia dos Cristais. Curiosa y pequeña cala donde parece ser que el mar devolvió pulidos los cristales de un antiguo vertedero cercano, formando un curioso lugar donde la combinación de cristales y conchas forman una playa especial.
Tan especial como el último atardecer del año 2021 que allí pasamos. Un día repleto de cosas interesantes en una zona desconocida para nosotros.
Poco quedaba para arrancar un 2022 lleno de ilusiones, ...¡a por él!