La vía elegida fue "Hablando con las montañas" que Picazo, uno de sus aperturistas junto con Sergio Sancho, la sitúan en "La pared de las Buitreras", dentro del circo de Tresveral.
Dejamos el coche en unos pequeños ensanches que hay junto al río Veral antes de la Cleta de Zuriza, aproximadamente a la altura de la Vía Mapi. Cruzamos el río saltando de piedra en piedra sin mojarnos y cogimos el camino que une Zuriza con Zabalcoch en dirección a este último. Tras caminar unos setenta u ochenta metros nos desviamos a la izquierda por una pedreguera donde comienzan los hitos de la aproximación. Un resalte rocoso con una cuerda fija nos confirma que vamos por el buen camino, tras este paso un flanqueo nos va llevando hacia la base de la pared donde la vía inicia con una flecha marcada en el suelo.
Eran aproximadamente las once de la mañana cuando iniciamos la escalada y según calculamos tendríamos unas dos horas de sombra hasta que nos pillara el sol, así que con los calores reinantes no había tiempo que perder y nos pusimos manos a la obra.
Tras un arranque un poco descompuesto, yo ya veía un paso previo a la reunión que me daba que iba a empezar a hacer trampas a la primera de cambio. Pero una vez allí se supera más fácil de lo que parecía en un principio y sin trampas.
El segundo largo lo vi como un mero trámite, muy corto y sin nada reseñable salvo quizá el flanqueo inicial a la derecha para localizar una fisura que nos permite ascender cómodos.
Para arrancar con el tercer largo hay una pequeña cueva donde esta instalada la reunión. Resulta el largo clave donde una placa lisa (V+/A1) me obligó a hacer la única trampa del día.
Previo a la placa, hay una fisura que se puede asegurar bastante bien y que resulta fácil y entretenida.
El cuarto largo es el más entretenido para mi. Tras una salida asegurada con dos parabolts para alcanzar una laja que en algún trozo sonaba a tambores de guerra, Pablo disfrutó cacharreando hasta la última reunión por unos tramos de lo más agradecidos.
Justo nos llegó el sol al final de la vía con lo que habíamos cumplido los objetivos de que no nos apretara subiendo. Unas siemprevivas frondosas nos recibieron arriba para poner la guinda a la vía, junto con las vistas del entorno que nos rodeaba.
Para bajar hay que buscar una canal con vegetación que se puede caminar o si se prefiere rapelar desde árboles. Nosotros bajamos andando y utilizamos la primera reunión de la Vía Macondo para hacer un rapel de unos 50 metros.
Cumplimos las espectativas y Pablo llegó a la hora a comer, habiendo pasado una mañana a la sombra y escalando una vía bien maja. He sacado una foto de la reseña de la "Guía de escalada en roca Valle de Ansó" de Antonio García Picazo para dar una idea de lo que allí hay.
Otro día de disfrute por el monte, esta vez sin salir del valle. ¡Toda una gozada tener todo esto en la puerta de casa!