Después de unos veinte minutos de porteo calzamos los esquís, observando que podríamos apurar un poco más en la bajada por el talud de la pista forestal que llega a las inmediaciones de la "Fuenfría".
Antes de llegar al Collado de lo Foratón decidimos cambiar el rumbo y dirigirnos hacia la Collada del Baste en busca del resguardo del cierzo, que se dejaba notar e intuíamos que si subíamos por la pala nos iba a soplar durante toda la ascensión.
La decisión fue del todo acertada. La nieve transforma antes por esa zona y el resguardo de las paredes de la mole del Bisaurín nos permitían disfrutar cómodamente y sin viento del día tan bueno que había salido.
Tan solo en los últimos metros para alcanzar la Collada del Baste, Jaime y yo pusimos cuchillas ya que Pablo estrenaba pieles y le daban confianza.
Buena ventolera nos recibió en el paso a la última pala de la ascensión habitual por la cara norte, que volvió a calmarse lo suficiente para no agobiar en el ascenso.
Mientras disfrutábamos de las vistas, nos pusimos los crampones para remontar el último resalte y acceder a la larga arista cimera.
Accedimos hasta la punta del Bisaurín a pie, y tras contrastar con la gente que allí había, como podía estar la pala, decidimos volver por el mismo sitio de ascenso ya que sabíamos que la esquiada prometía.
Cogimos nieve dura en la pala más alta y hasta entrar por el "bocau". A partir de allí, la nieve estaba en su punto y como ya habíamos visto en el ascenso el disfrute estaba asegurado con la "crema pirenaica".
No apetecía parar, pero no quedaba más remedio para ir recuperando las piernas de tanto girar y girar. Ese era el momento de aprovechar para echar alguna foto, ya que sino nunca lo encontraba. Lo mismo hizo Jaime que me sacó unas fotos en un tramo de la bajada...¡gracias!
La nieve se mantuvo en buenas condiciones hasta el final y como habíamos visto en el ascenso, tras un pequeño corte aún pudimos aprovechar el talud de la pista para bajar un trozo más.
Un día buenísimo de monte que completamos con una buena cerveza en el Refugio de Lizara para celebrar el acierto en las decisiones.