martes, 11 de diciembre de 2012

Nevada en Las Eras. Ansó

El pasado día 6, sobe las 10:30 de la mañana acabé de ayudar a Elena en casa. Ya era tarde para pensar en coger los esquís y aprovechar la nieve caída el día anterior. Así que había que buscar una alternativa. Cogí las raquetas y decidí darme un paseo por el circuito de raquetas en Las Eras. Cuando llegaba a Zuriza ya me gustaba lo que veía desde el coche y no me pude resistir en tirar alguna foto sobre la marcha.

 
Al pasar por el Camping Zuriza (serían las 11 de la mañana o más) aún ví a gente que salía con los esquís hacia Tachera. Los ojos me hacían chiribitas y pensé que quizá los podía haber cogido, pero pronto llegué a Las Eras, me coloqué las raquetas y me concentré en disfrutar de lo que tenía alrededor.
 
 
 
 
 
Nada más arrancar tenía curiosidad por conocer el espesor de la capa de nieve, así que saque la sonda y medí 45 centímetros. Teniendo en cuenta que estamos en la cota 1200 no está nada mal.
 
 
 
 
 
La nieve recién caída, la temperatura fresca del paco de Las Eras y el día espectacular hacían que disfrutara de la nieve sin los esquís.
 
 
 
 
 
 
Conforme iba avanzando por el circuito me acordaba de Pablo, normalmete me acompaña y la apertura de huella entre los dos es más llevadera. Pese al fresco ambiente uno se empieza a calentar.
 
 

 
 
 
 
Al ir ganando altura entra la luz del sol entre las hayas, y eso me indica que me voy acercando al cerro.
 
 
 
 
 
Cuando salgo al cerro, las vistas en un día como éste son alucinantes. Allá donde miro veo blanco y azul.
 
 
 
 
 
Pasado el cerro empiezo la bajada hacia el bosque no sin antes volver a curiosear la cantidad de nieve acumulada, haciendo una media de varias mediciones obtengo 75 centímetros (ahora en la cota 1500).
 

 
 

 
 
 
Da gusto dejarse llevar por la suavidad de la nieve polvo en la bajada, pese a producir con mi avance una nebulosa húmeda y que acaba por empaparme y congelarme el pelo. A este efecto hay que añadir el producido al rozar las ramas con los hombros o los brazos que hacen que aunque lleve ropa de colores, salga a la carretera envuelto en la misma blancura que predomina hoy por el monte.
 
 
 
Llego a la carretera pasadas las dos de la tarde y entonces me doy cuenta de que tengo un hambre atroz. Normalmente, en poco más de una hora se puede dar la vuelta al circuito pero esta vez, entre que no había relevo para abrir huella, que el día invitaba a la observación de todo, y que me he evadido del mundo durante este tiempo y me he dedicado a disfrutar de un paisaje espectacular, me ha costado más del doble de tiempo recorrer el circuito.
 
....¡BIEN!