Aprovechando la estancia por el Noguera Ribagorzana el día 7 de febrero me acerqué hasta Montfalcó. El día era bueno, pero la mañana correspondía, en cuanto a temperatura, a las fechas en las que estaba.
Desde Montfalcó, el Congosto de Montrebei se veía encerrado en la niebla. Tenía todo el día por delante para que aquello mejorara ya que de otra manera, en aquel estrecho, el frío de la niebla imponía respeto.
Poco antes de llegar a las pasarelas ya escuchaba el rugir del río
Noguera Ribagorzana. Pese a que sabía que el embalse estaba bajo, no esperaba que fuera a observar el río en ese estado, casi natural. Me encantó ver el río así e incluso me impresionó más que las pasarelas.
Las pasarelas llaman la atención y permiten salvar las paredes verticales en un disparatado "camino natural".
En un descenso poco natural en busca del
desfiladero del Seguer, cruzamos a la orilla izquierda del
Noguera Ribagorzana para entrar en
Cataluña en la provincia de
Lleida. Inundado por el embalse, desde las pasarelas y con el nivel de agua tan bajo se deja ver y se observa la infraestructura con la que contaba el antiguo camino.
La niebla iba retirándose poco a poco en un día espectacular que permitía disfrutar de un territorio frontera a través de un río precioso.
El camino excavado en la roca y que sustituye al antiguo que queda inundado más abajo (cuando el embalse esta en otras condiciones) es espectacular. No se cual será la sensación cuando el nivel del agua suba...habrá que volver para comprobarlo.
Crucé el puente colgante de Montrebei (creo que se llamaba así) y allí decidí darme la vuelta. Observaba como el río comía los sedimentos que sin el embalse nunca hubieran estado allí y me daba cuenta de las afecciones antinaturales que produce sobre un río la instalación de una presa en su cauce.
Pensando y disfrutando del día, del río, del congosto, de las escaleras, del paisaje,...al llegar a
Montfalcó me acerqué hasta la
Ermita de Santa Quiteria y San Bonifacio. Pensaba que después del día que llevaba ya no iba a tener sorpresas. La ermita, en buen estado tras su restauración, me encantó. De construcción tosca, está situada sobre un risco y su construcción también se adapta a él. Con mucha más luz de lo que podía esperar, resulta simplemente espectacular. Muy recomendable su visita.
Una visita a
Roda de Isábena al anochecer completó un día en el se sucedieron las buenas sorpresas hasta última hora.