Sabíamos que desde el aparcamiento con muy poco porteo, por el Barranco de Escalar teníamos opciones de disfrutar por la cabecera del Valle del Aragón.
Al llegar al Collado de los Monjes, el nublado cobró fuerza y además se añadió una buena dosis de viento. No estaba muy a gusto, pero al final y entre algún que otro titubeo, decidimos acercarnos hasta el Collado de Bénou. Fue todo un acierto, se despejó algo y aflojó el aire.
Esta situación me animó otra vez y decidimos subir al Pico de los Monjes. Desde las alturas las cosas se ven de diferente manera y definitivamente en el Pico de los Monjes concretamos la ruta a seguir a la vista de lo que estábamos observando.
Toda la parte francesa hacia el Barranco de Rébec se veía bien cargada de nieve y podíamos alargar o encoger todo en función de qué hicieran las nubes que campaban por los alrededores.
Destrepamos con cuidado hasta la base del pico donde habíamos dejado los esquís, sin necesidad de poner los crampones ya que la nieve casi había desaparecido de todo el tramo final y más cercano a la cima.
Calzamos los esquís y descendimos hasta donde nos pareció por el Barranco de Rébec, por suaves lomas con una buena nieve, que incluso en alguna comba se mantenía fresca de la nieve reciente que había caído y que se acumulaba en esas zonas de vaguada.
Cuando nos pareció suficiente, y siempre con vistas al emblemático Midi D´Ossau, volvimos a colocar las pieles y comenzamos la remontada hacia el Pico Astún.
El nublado iba aumentando poco a poco, pero nos seguía respetando y después de avanzar por las suaves lomas de la vertiente francesa fuimos remontando y divisando los picos de nuestra zona como Petrachema, Sobarcal, Mallo de Lacherito, Chinebral de Gamueta,...
Desde el Pico Astún elegimos la bajada hacia la estación que mejor nos pareció y sin perder mucho tiempo para no enfriarnos con el viento que pegaba, quitamos las pieles y nos echamos para abajo.
Hubo que trampear en las partes finales y más bajas de la estación para no descalzar los esquís. Con un poco de esquí-hierba conseguimos llegar hasta abajo con los esquís puestos. Se había hecho la hora de comer y tras un buen despliegue de cacharros, y ya habitual, que suele hacer Pablo cuando llegamos al coche, nos dirigimos de buena gana al Albergue Aysa donde Perico nos preparó unas buenas viandas recuperadoras.