domingo, 30 de junio de 2013

Jornadas de plantas medicinales en Ansó

El pasado fin de semana se celebraron unas jornadas sobre medicina natural y encuentros con la naturaleza en Ansó. Fueron organizadas por AND Turismo Rural (Asociación de Turismo Rural Naturaleza y Disfrute) y el Camping Valle de Ansó. Aunque las jornadas eran el sábado 22 y el domingo 23, yo las empecé el viernes por la tarde. Constancio, el ponente de las jornadas, me comentó la posibilidad de coger alguna planta para completar el espectacular herbario que había preparado con más de 130 especies.
La tarde dio para conseguir las especies que me había comentado y disfrutar como siempre por el monte.

 
 
En busca de la belladona me encontré con unos caperanes. La sorpresa fue mayúscula por tratarse de una especie otoñal y encontrarnos a las puertas del verano.
 
Después fui a ver si había florecido la genciana y me encontré con un atardecer espectacular en Zuriza.
 

 
 
El sábado comenzaban realmente las jornadas y habíamos quedado temprano con Constancio para preparar el herbario en una parte del comedor del Camping. Dos jóvenes intrépidas que vinieron desde Guadalajara a las jornadas nos ayudaron.

 
 
 
Siguiendo el programa, Constancio se presentó a los participantes y comenzamos nuestro primer encuentro con la naturaleza. El tiempo era muy bueno y eso ayudó a disfrutar desde el principio.
 
 
 
 
Cincuenta personas dispuestas a aprender, disfrutábamos de lo que teníamos alrededor y al alcance de la mano gracias a la fuente de sabiduría con la que contábamos. Constancio nos explicaba sin parar las plantas que nos íbamos encontrando por el camino. Aprendimos a identificarlas, conocer sus usos, saber de sus principios activos,...
 
 
 
 
La gente participaba activamente con las jornadas, tomaba notas, preguntaba. Constancio no paraba de hablar y de resolver dudas. Sobre la marcha y entre todos, decidimos modificar el programa en vista del día tan bueno que hacía y lo que estaba cundiendo la salida al monte y dejar el herbario para mas tarde.
 
 
 
 
Antes de volver al Camping hicimos un descanso que Constancio aprovechó para contarnos anécdotas de su vida dedicada a las plantas y su labor investigadora.
 
 
 
La comida que nos preparó Pedro en el Camping fue de lo más agradable. Cuarenta personas dimos buena cuenta de lo preparado, llenando la parte de restaurante prevista para la comida. Además de digerir la comida tuvimos que digerir también la cantidad de usos de las plantas que habíamos conocido. Desde bajar la fiebre, hasta aliviar el estómago o limpiar el riñon. Desde sanar úlceras imposibles a curar los molestos callos de los pies o un catarro. Desde limpiar los ojos hasta aliviar golpes o torceduras,.... y todo ello con plantas que tenemos al alcance de la mano, ¡nada más salir de casa!.
 

 
 
Por la tarde, abrimos las puertas del herbario antes de proyectar una serie de diapositivas relativas a plantas tóxicas en las que Constancio hizo mucho hincapié y dedicó más tiempo que a otras de las que también nos contó curiosidades.
 
El herbario sorprendió a mucha gente, ya que además de la cantidad de especies recolectadas en tiempo récord, la posibilidad de tocar, oler e incluso morder cada una de las plantas para poder identificarla, supuso todo un lujo. Los asistentes aprovecharon esta circunstancia al máximo a la vista del desorden que había entre las plantas cuando terminó el día, lo cual nos gustó mucho a los organizadores ya que observamos que la gente lo había utilizado con el máximo entusiasmo.
 
El domingo comenzó el día con el mismo buen ambiente e interés que había predominado el sábado. Sin perder tiempo nos pusimos en faena y comenzamos a recorrer el segundo itinerario que habíamos preparado con Constancio.
 
 
 

Otra vez, "El Papa" de las plantas nos envolvía, no solo con sus conocimientos sino con la capacidad de trasmisión de éstos y de su entusiasmo por la naturaleza. La gente seguía con mucho interés y curiosidad cada una de las explicaciones que daba.
 

 

 
 
 
En un momento de relajación, Constancio hizo un espectacular resumen histórico desde 2500 años antes de Cristo hasta nuestros días, de como se han ido trasmitiendo los usos medicinales de las plantas. De cómo en las últimas generaciones se ha dado la espalda a la naturaleza y nos trasmitió el ánimo a recuperar todos esos conocimientos de nuestros antepasados que, como también nos demostró, han creado ciencia. Además del uso de las plantas también nos comentó cosas curiosas que solucionaban enfermedades como la tuberculosis en los niños, envolviéndolos en una piel de cordero e introduciéndolos en un montón de fiemo. O la aplicación en el cuello de excrementos de paloma para curar las anginas.
 
 
 
El itinerario elegido para el domingo hizo que viéramos que no hace falta irse muy lejos para tener la solución con plantas a problemas de nuestra salud y que en los muros de nuestros huertos contamos con una auténtica farmacia.
 
 

 
Volvimos al Camping donde una última visita al herbario y la proyección de las diapositivas de las plantas tóxicas dieron el cierre a unas exitosas jornadas de medicina natural y encuentros con la naturaleza.
 
Agradecimos a Constancio su interés por TODO y él obsequió a las dos alcarreñas con sendas ramas de laurel, de forma que fueron laureadas (recompensadas con honor y gloria, como dice la RAE) por su interés y esfuerzo en asistir a las jornadas.
 
Los organizadores también agradecemos a Luis, el interés en crear un cartel acorde al evento organizado, el cual añadimos en esta entrada junto con el programa.
 
 
 


 

 
 

 
 

domingo, 23 de junio de 2013

Pico Estaragne con esquís, 3006 mts.

El domingo 16 de junio nos despertamos a las cinco de la mañana como el día anterior. Lo primero que hicimos fue felicitar a Peyo en su cincuenta cumpleaños. Como finalmente Pablo no pudo acudir, decidimos aceptar la propuesta que nos habían hecho Iñigo e Iñaki de subir al Estaragne. Se trataba de un ascenso directo y rápido, ideal para un domingo con viaje de retorno a casa.
Entre pitos y flautas empezamos a caminar a las seis de la mañana desde el cruce de la carretera que da opción a ir al lago Cap de Long o al de Orédon donde habíamos pasado la noche.



En apenas un cuarto de hora nos calzamos los esquís. Lo mejor de todo es que observamos que el talud de la carretera tenía continuidad desde este punto hasta el coche, con lo que la porteada a la vuelta quedaba anulada.



Otra noche que, aunque estuvo despejado, no había helado nada y la nieve seguía deshaciéndose. Para colmo el sol, nada más salir, le estaba dando de lleno a nuestro objetivo.



Dejando que Aro nos volviera a marcar el ritmo, Peyo, Iñigo y yo (ya que Iñaki se vió forzado a quedarse durmiendo en la furgoneta) disfrutábamos del ascenso.



Mientras nuestro dormitorio, el lago de Orédon se iba alejando en el fondo del valle, nuestro objetivo iba acercándose cada vez más casi sin darnos cuenta.



Cruzando coladas grandes y aludes que no eran de broma, observamos dos acumulaciones de pequeños excrementos. En la primera comenté la posibilidad de que fueran de perdiz nival ya que se parecían y estabamos a unos 2600 metros. En la segunda, una pequeña pluma blanca con el característico doble raquis, hicieron que mis sospechas fueran teniendo algo más de fundamento.



En la subida, nos acordarnos de Pablo que no pudo venir y fue el que había preparado el viaje, también de Iñaki que se había quedado en la furgoneta, le dimos la "brasa" a Peyo por su cumpleaños, y nos preguntábamos que tal habría ido la 1ª Travesía Ansó-Garde organizada por el Club Linza de Ansó y el Club Pirineos de Roncal para el sábado 15, echando en falta, entre otras cosas, las magras con tomate previstas en la llegada a Garde.





Entre unas cosas y otras la subida se hizo realmente corta, y las vistas que nos ofrecía el ascenso rápido eran sorprendentes.



A las nueve menos cuarto de la mañana estábamos en la punta del pico. No teníamos magras con tomate pero unas barritas nos bastaron para disfrutar del lugar.




Apenas dimos margen al reloj, y emprendimos el descenso no sin antes volver a encontrarnos con gente conocida. Parece que en estos finales de temporada todos acudimos a los mismos cados.


Al terminar las empinadas palas, todos nos volvimos para apreciar la bajada realizada. En las cotas altas la pendiente favorecía los giros para contrarrestar la pesadez de la nieve y en la parte baja como acababa de entrarle el sol, la nieve estaba como a todos nos gustaría encontrarla siempre.






Aprovechando el talud de la carretera llegamos al coche en un "pis-pas". A las 10 de la mañana habíamos terminado con los 1100 metros de descenso de la excursión. Nos dimos una heladora pero reparadora ducha en una de las casadas que caían a la carretera y nos dirigimos a Bielsa para tomar un vermú invitados por Peyo, antes de ir a Lamiana para comer y posteriormente continuar viaje hasta Ansó. Así completamos un fin de semana redondo. Conocimos gente, disfrutamos del monte y recorrimos parajes espectaculares por el Pirineo.