viernes, 27 de julio de 2018

Anillo del Midi por Val d´Echo Activa

El pasado lunes 16 de julio acudí a Gabardito para juntarme con el grupo organizado por Val d´Echo Activa y hacer el llamado Anillo del Midi. El fin era cumplir con las prácticas obligatorias de la formación de TD1 en montaña y allí me presenté para realizarlas. Esa tarde fue la presentación de la travesía y conocí al grupo con el que iba a convivir durante los siguientes 7 días, ya que al guía Miguel, ya lo conocía.

Martes 17, Gabardito-Arlet

El martes madrugamos para iniciar la primera etapa del Anillo del Midi. Desde el Refugio de Gabardito comenzamos la travesía Natalia, Arancha, Garbiñe, Marian, Felipe, Txoko y el que escribe junto al ya mencionado Miguel. El día salió buenísimo y en el grupo, desde el primer momento, se respiraba un buen ambiente. Los cuatro vitorianos ya se conocían y formaban un núcleo donde los demás orbitábamos sin ningún problema.




La etapa es espectacular y transita por tramos donde encontrar a gente resulta complicado. Los colores de las rocas y el contraste con el verde de la hierba y las manchas blancas de la nieve completan una paleta alucinante.





Después de un completo día y disfrutar de rincones como la Foya de Secús y Agua Tuerta, y de hacer cima en el Pico Secús llegamos al coqueto paraje de Arlet con su refugio e ibón. Una temprana cena puso fin a la primera etapa de la travesía.



Miércoles 18, Arlet-Etsaut


Ver anochecer o amanecer en Arlet es algo realmente recomendable y con las pilas cargadas por estos motivos, salimos temprano desde el refugio con las vistas puestas en el Labigouer y todo el perfil que íbamos a recorrer.




Con unas vistas de ensueño hacia el Valle de Lhers y hacia Lescun nos mantuvimos en altura durante buena parte del día. La posición estratégica del Pico Labigouer permitía mirar hacia todos los lados y observar picos y paisaje en todas las direcciones.





Un brutal descenso, que a nadie dejó indiferente, y a mi personalmente me impresionó para bien, nos dejó en el fondo del Valle de Aspe a apenas 600 metros de altitud en la localidad de Etsaut donde pernoctamos en la Gîte La Garbure.



Jueves 19, Etsaut-Ayous


Ese día tocaba ascender todo lo bajado el día anterior, así que madrugamos un poco más de lo habitual. La etapa se planteaba dura, pero un ascenso progresivo por el valle que nos llevaría hasta el collado y Pico de Ayous resultó mas cómoda de lo esperado. El arranque por la llamativa Chemín de La Mature y la frescura del bosque nos puso en la cota suficiente para que cuando apretara el calor, éste fuese más llevadero.




Las vistas de un cercano Midi, que había estado escondido durante buena parte del día, fueron la recompensa a una etapa preciosa y que, tras un descanso en el Collado de Ayous permitió ascender al Pico de Ayous donde contemplar el panorama resultó de lo más gratificante.





Un baño de Natalia en el ibón antes de cenar con vistas al Midi provocó mi envidia, no se si la de alguien más, en cualquier caso ella comentó que lo recordaría de buen grado como uno de los mejores.



Viernes 20, Ayous-Pombie


Llegó la niebla y se mantuvo todo el día. Una etapa más suave que las anteriores, en cuanto a esfuerzo se refiere, vino muy bien a la mitad de la travesía. La etapa permitió una parada a mitad de recorrido junto al Lago Bious-Artigues en la que hubo café e incluso "orangina".




Aunque las vistas fueron reducidas, la magia de la niebla nos permitió disfrutar del día y hasta nos libramos de un bien chaparrón que vimos desde el interior del Refugio de Pombie que, pese a la ducha fría, nos dejó un buen recuerdo a todos. No se si por el salvaje, por el zumo arreglado, por el practicante, o por la amabilidad de los guardas, pero disfrutamos de lo lindo.





Sábado 21, Pombie-Somport

Amaneció con niebla como el día anterior y no vimos el sol hasta poco antes del valle de Bious. Antes de empezar la remontada hacia el Collado de los Monjes disfrutamos de un agradable almuerzo en el fondo de valle donde la ganadería presente en la zona era de lo más llamativa.




Entre nieblas que iban y venían, ascendíamos en dirección a España tras unos días por el país vecino, hasta que por fin un claro nos permitió disfrutar del coloso de la zona y antes de bajar a Somport llevarnos un buen recuerdo suyo.




Un pollo guisado con usones en el Albergue Aysa para cenar, tras una agradable ducha, hizo que afrontáramos la penúltima etapa con fuerzas renovadas. ¡Gracias Perico!


Domingo 22, Somport-Lizara

Aún amanecimos con niebla, pero pronto se disipó para permitir un día espectacular. Miguel nos llevó por un tramo alternativo al nuevo GR 11, para evitar el paso por las pistas de Candanchú, donde disfrutamos de las flores de nieve y de las sencillas trepadas que había por la zona.







En esta etapa, el Circo del Aspe se llevó la palma. Precioso lugar en el que disfrutamos de todo, incluso de un buen tentempié que nos ayudó a superar el tramo más técnico de la travesía, el "paso de la oreja" (o de la ceja, según se mire) que pasamos de manera fácil.





Un cómodo descenso hacia Lizara puso fin a una etapa que algunos la consideraron como etapa reina por su espectacular ambiente de montaña.






Lunes 23, Lizara-Gabardito

El último día de la travesía amaneció despejado. Solo faltaba llegar a Gabardito donde hacía siete días habíamos comenzado este Anillo del Midi. La etapa incluía el ascenso al Bisaurín como colofón a unos días de monte extraordinarios.




Subimos cómodos hasta el Bisaurín, desde donde podíamos observar buena parte del recorrido realizado en los siete días. Perdimos poco tiempo arriba ya que el viento que soplaba no era nada caliente, pese al día tan bueno que había salido, pero el ser el techo de la travesía es lo que tiene.




Un extraordinario recibimiento en Gabardito, donde disfrutamos de una buena comida que nos habían preparado con gusto, supuso el final de siete días de aprender y pasarlo bien por el monte con un grupo genial, donde el buen ambiente reinante permitió pensar en un próximo reencuentro con muchas ganas. ¡Gracias a tod@s por ser tan maj@s!

Felicitaciones a Patxi, Marta y Coco por crear este Anillo del Midi después de haber parido La Senda de Camille y que parecía insuperable.



domingo, 15 de julio de 2018

Circular desde Linza, Mallo Lacherito-Paso del Oso. Ansó

El pasado sábado 7 de Julio, y como todos los años por estas fechas, tocaba una colaboración con el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) a través del programa RESECOM. Esta colaboración me llevaba hasta las inmediaciones de la Foya Manaté, de camino al Collado de Petrachema.




La faena me llevó un par de horas aproximadamente, tomándomelo con mucha tranquilidad ya que la mañana permitía disfrutar.





Pasada una media hora del mediodía y con algún nubarrón amenazante, decidí tirar hacia arriba en lugar de ir para casa.




Confiando en la previsión meteorológica, que no daba tormentas hasta la tarde, se me metió en la cabeza subir al Mallo de Lacherito por su cara norte. Hacía mucho tiempo que no le entraba por esa ruta y me apetecía ver como estaba aquello.




Buena sorpresa me llevé cuando vi la traza bien pisada y con mojones abundantes que marcaban el ascenso. Hace unos cuantos años muy pocos eran los que pasaban por allí y apenas se adivinaba el paso.




Por esta ruta y tras unas sencillas trepadas enseguida apareces en la Punta Plana Diego o Mallo de Lacherito, donde las vistas, como siempre, no defraudan.




Al poco de iniciar la bajada me sorprendió una avioneta remolcando a otra sin motor. Pensé que las condiciones meteorológicas, con ambiente algo tormentoso, no permitían soltar la aeronave. Pero enseguida, y tras escuchar el habitual silbido que produce cuando corta el viento, vi al aparato volar libre de su enlace al motor pasando entre las nubes.




Conforme iba bajando, y por aquello de salir un poco de las rutas habituales decidí, animado por el éxito de la subida por una de las opciones que ofrece la norte del Mallo, descender por el Paso del Oso hasta la Foya de los Ingenieros.




También hacía mucho tiempo que no entraba por allí, y al contrario que en el ascenso, la zona en absoluto estaba transitada a tenor de lo que veía. Yo disfruté por la pedreguera y después, con cuidado por la zona kárstica y haciendo un poco el jabalí por el hayedo llegué a la placidez de la Foya de los Ingenieros.




Llegué a Linza antes de que cayeran las tormentas previstas y pensando en la diferencia que hay cuando a la gente le da por patear una zona y dejar huella, frente a otra en desuso. Hacía mucho tiempo que no andaba por esos tramos y en los dos disfruté de diferente manera. Otro día bien aprovechado por el monte realizando otra circular fuera de lo habitual desde Linza.