Ante la gran oferta de actividad que allí había, y pudiendo elegir, nos decantamos por participar en un recorrido botánico y ornitológico. Este recorrido se realizaba por los alrededores de la Villa de Borau y no teníamos que desplazarnos en coche como ocurría con el micológico.
Elia no paraba de tomar notas y consultar guías que solucionaban sus curiosidades. Como siempre que se tiene interés, fue una mañana muy productiva y aprendió muchas cosas.
Como no nos habíamos apuntado a la comida, nos fuimos al valle vecino de Aísa para echar un bocado en el área recreativa de Abi. Ya hacía tiempo que teníamos pendiente una visita a este lugar y aquel fue el día ideal para llevarla a cabo.
Después de reponer fuerzas nos pusimos en marcha con la intención de recorrer el bosque de Abi y localizar sus cuevas. Por el camino, Elia iba repasando sus notas y reconociendo especies, además de ir aumentando su lista con nuevas especies que no habíamos visto por la mañana.
Los abrigos y cuevas siempre son un aliciente en las excursiones, y esta vez no podía ser menos. Aun sabiendo lo que íbamos a encontrar, la sorpresa y los gritos de "¡allí está la cueva!" fueron inevitables.
Las cuevas, las vistas, más especies para apuntar y reconocer, ademas del despegue de un buitre en una muy cercana buitrera por encima de nuestras cabezas, fueron una acumulación de alicientes en ese tramo digno de reseñar.
Proseguimos con el paseo y la llegada a las planas de Abi fueron espectaculares. Un rincón verdaderamente bonito donde disfrutar de la naturaleza con tranquilidad resulta de lo más recomendable.
El camino de bajada hacia el punto de partida discurre por una cómoda pista forestal donde Elia me iba contando todo lo que había aprendido en el día, y lo contenta que estaba por ello. También nos daba para ir dando un repaso a lo aprendido.
Una circular breve pero muy completa, con bosques, cuevas, buenas vistas, preciosas praderas,...es que lo tiene todo para pasar un buen rato.
Aún era pronto y en Borau proseguían las actividades, así que decidimos acudir allí otra vez antes de volver a casa.
Mientras Elia participaba en unos talleres infantiles de naturaleza, yo me entretuve escuchando con la boca abierta al micólogo Jose Mari Ibarbia en la charla "Algunos hongos poco frecuentes". Una hora que se pasó volada acompañada de unas espectaculares fotografías.
La guinda del día la pusieron Os Gaiters de Chaca y la Villa de Borau, volcada en el evento para que todos los que allí estábamos lo disfrutáramos de lo lindo. Sin duda unas jornadas de lo más completas donde aún quedaban la cena y los conciertos nocturnos que ya no vimos porque teníamos que llegar a casa después de un día de lo más completo.
Respecto a las jornadas, decir que aunque nosotros solo estuvimos el sábado, en realidad la actividad frenética también continuaba el domingo completando un fin de semana extraordinario.
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