Ayer, pese a la baja temperatura y a la ventisca, decidimos dar un paseo hacia Tachera con Pablo y con Gerardo. Llegamos a Zuriza con los accesos limpios. Mientras nos preparábamos las botas, Joaquín daba otra de sus pasadas con la máquina, paró a saludarnos y además nos solucionó un pequeño problema. Gerardo se había olvidado las gafas en su furgo (la canariona) durante el trasbordo del material en Ansó, y Joaquín le prestó unas suyas. Nos recomendó prudencia y nos fuimos.
Empezamos a foquear y nunca sobraba la ropa, es lo mismo que nos había pasado ayer marcando la huella del circuito de raquetas en Las Eras, pero ante semejante calidad de nieve no nos podemos aguantar.
No solo no nos tenemos que quitar ropa, sino que me tengo que parar a poner el gorro porque ya no siento la oreja derecha. En esa parada, nada más empezar, Castán nos localiza y nos avisa que "igual" se anima y viene.
Seguimos avanzando entre sol y ventisca, el paisaje es impresionante, ya teníamos ganas de verlo así en este invierno tan raro.
Vemos como el hielo y la nieve se van apoderando del río mientras llegamos al final de la pista de Tachera.
En ese momento, justo cuando vamos a coger el bosque, observamos como Castán se ha animado. Para nosotros no es ninguna sorpresa y con semejante jabalí, la apertura de huella está asegurada.
Mientras estamos en el bosque, las cosas cambian. El aire no nos da tan fuerte y foqueamos más cómodos...
y también nos damos cuenta que dentro de las hayas la nieve es más escasa aunque su calidad sigue siendo muy buena.
Nos acercamos al final del bosque y la ventisca vuelve a amenazar, Pablo se para para volver a taparse la cara. Poco más dará de si el día. Las condiciones fuera del bosque son muy malas. Así que decidimos mantenernos en él dando una pequeña vuelta hasta remontar las parideras de Mazandú.
Me doy cuenta de que tengo la memoria de la cámara llena, pero decido no quitarme los guantes para eliminar fotos viejas.
Cuando quitamos las pieles y empezamos a bajar, observamos como los riesgos anunciados en los partes de nieve son reales. Aún en ligeras pendientes, en nieve venteada, se nos rompen varias placas. Decidimos volver a la seguridad de las hayas y aunque raspamos alguna que otra piedra disfrutamos de la bajada. Sin perder tiempo bajamos a Zuriza y en el Camping nos recuperamos de todo.