La nevada del jueves había dejado una capa de nieve polvo alucinante. La teníamos bien repartida por toda la zona y había que disfrutarla. Desde el collado decidimos dirigirnos hacia el pico Casterau y ya empezamos a disfrutar de unos giros con una suavidad de nieve espectacular, siempre con el Midi como testigo.
Con una sonrrisa de oreja a oreja nos plantamos en la base de la rampa que da acceso al collado del Pico Casterau, pusimos pieles otra vez y salimos zumbando hacia él.
Mientras decidíamos si usábamos o no los crampones para acceder al pico veíamos el camino de vuelta hacia el Pico Astún y nos quedábamos con la boca abierta de la extensión tan suave y tan bien tapada de nieve que teníamos por delante.
Finalmente decidimos acceder al pico sin colocar los crampones, ya que las condiciones lo permitían, no obstante los llevábamos a mano por si acaso.
La cima plana es un mirador espectacular hacia todos los lados. Después de disfrutar un rato, ver que íbamos muy bien de tiempo y que la nieve polvo nos llamaba, decidimos bajar por Las Peyros hasta el fondo de valle para disfrutar de la esquiada y del día.
Después de extremar las precauciones bajando del pico con cuidado, volvimos a la suavidad de la nieve polvo y del terreno facilón hasta las cabañas de La Hosse.
Tras alparcear un poco en las casetas y ver que estaban tan bien cuidadas como siempre están los refugios franceses, cogimos agua y empezamos la suave remontada hacia el pico Astún dando la vuelta al Pico Paradis.
Pablo puso la directa y, sin forzar para nada, iba abriendo una huella espectacular. La fina capa de nieve suelta no suponía ningún impedimento para que él avanzara, casi sin darse cuenta, en un entorno mágico.
Poco a poco íbamos ganando cota y los inmensos campos de nieve que íbamos cruzando nos iban llevando hacia la divisoria española.
Al final dejamos el pico Astún a nuestra izquierda y salimos, como si de un balcón se tratara, a dar vista al Valle de Astún. Mereció la pena ya que las vistas fueron una gran recompensa.
Mientras recorríamos la arista para dirigirnos a la salida, encontramos una pequeña brecha que nos tentó y que nos dejó en el final de la silla de Truchas en un abrir y cerrar de ojos. Tras esquiar por las pistas con más gente de la que habíamos visto en todo el día, llegamos al coche habiendo completado una circular preciosa.
Con tiempo para comer, bajamos hasta la frontera y con el buen trato habitual de Perico disfrutamos de una buena comida. Todo lo descrito hasta aquí ya nos lo habíamos llevado por delante. A mi me quedaba la teoría del primer día del curso "Seguridad en Terreno de Aludes. Nivel 1" en Canfranc. Organizado por A Lurte (Centro Pirenaico para la Gestión de Riesgos de Montaña) con la colaboración de SnowStudies y ACNA (Asociación para el Conocimiento de la Nieve y los Aludes),...