Esperamos a calzarnos los esquís en el trinquete, ya que por las calles habían echado sal y eso no puede ser bueno, ni para los esquís, ni para las pieles.
Casi acabando de masticar la comida entramos por el camino de Fago, para después salir a la pista. Entre tanto, vemos algunas de las huertas, ahora cubiertas de nieve, esperando a que llegue la primavera para empezar a trabajarlas.
Por la pista ha subido algún todoterreno y aprovechamos las rodadas, una para cada uno, para subir charlando y sin el esfuerzo de abrir huella, no viene mal para hacer la digestión.
Paramos un momento para observar las buenas vistas de Ansó que tenemos, ...y la mala pinta que tiene la parte alta del valle, meteorológicamente hablando. También aprovecho para sacarle una foto a Pablo de cara, mientras me guarda los bastones.
El aire nos pega fuerte en el final de la pista. Se ha llevado casi toda la nieve en este trozo. La caseta es una buena opción para resguardarnos del aire y quitar las pieles.
Bajamos como furrumbias, cada uno por su rodada, como si estuviésemos echado carreras, incluso nombramos a "Juanito" Mühlegg. Solo alguna que otra vez nos salíamos para dar unos pequeños giros, por aquello de la tentación, pero rápido volvíamos a la autovía para ganar velocidad.
Llegando a la parte baja, vemos como se escapa el sol en Ansó, y la temperatura, en ese momento de dos grados positivos, rápidamente empezará a bajar.
Como si de una gran travesía se tratara, volvemos a poner las pieles para subir las escaleras hasta el trinquete,...mejor subir los esquís en los pies, que al hombro. Al llegar a las calles nos los quitamos por aquello de la sal.
Vamos para casa, y aunque he comido tarde, ya pienso en que podría merendar,....hay brasa en la cocinilla y una pierna de cecina preparada.....