jueves, 17 de septiembre de 2020

Circular desde San Nicolás de Bujaruelo. Pico e ibón de Bernatuara-Barranco del Cardal

 El fin de semana pasado, 12 y 13 de septiembre, nos fuimos con Elia a San Nicolás de Bujaruelo. En realidad fue el plan B, ya que nos fue imposible conseguir plaza en los refugios de montaña del Pirineo que teníamos previstos.




El sábado plantamos la tienda de campaña en el Camping de San Nicolás de Bujaruelo y nos dedicamos a disfrutar de unos frescos paseos junto al Ara.




El domingo madrugamos y salimos temprano hacia el Ibón de Bernatuara, compartiendo camino en principio, en dirección al Puerto de Bujaruelo.




El desvío hacia el Barranco de Lapazosa está perfectamente señalizado y no deja lugar a dudas, tras remontar por un sendero serpenteante entre abundantes tejos. 




Tras dejar el bosque y la última de las llamativas torres de la linea eléctrica observamos la caseta de la Plana Sandaruelo. Aún nos daba la sombra y subíamos con el frescor de la mañana.




Entrando a la Mallata de Bernatuara otra vez retomamos la sombra antes de dar el último empujón a la subida. Antes habíamos localizado el Valle de Otal desde las alturas.




De nuevo, las vueltas del camino hacían más llevadero el ascenso. Elia no paraba de hablar como siempre. Yo ya estoy acostumbrado, pero una moza que bajaba por el tramo más pendiente, comentaba que se sorprendía de que no se fatigara al subir por esos tramos tan pendientes y sin parar de hablar. Le comenté que es a lo que estábamos habituados, pensando que no será muy buena señal si un día avanzara callada.




Entre tantas charradas, cuando nos asomamos al Ibón de Bernatura, Elia quedó sorprendida, ya que imagino que no se lo esperaba. Así me lo comentó diciendo que se le había hecho corto.




Echamos un pequeño tentempié y sin perder mucho tiempo decidimos continuar hacia el Pico Bernatuara, no sin antes pasar por la muga con Francia, señalizada como estamos acostumbrados a verla por nuestros collados ansotanos.




Las vistas hacia todos los lados resultan espectaculares. Desde el mismo ibón, hasta el Taillón pasando por el Puerto de Bujaruelo, o el valle francés de La Canal, el cercano Pico Crapera o el Valle de Ordiso sobre el del Ara.




Después de la foto de rigor que nos hizo la única persona que estaba en el pico, decidimos continuar con la circular prevista. Para ello teníamos que descender al Collado de la Crapera y bordear el pico del mismo nombre por la parte francesa en busca del Collado del Cardal. Como ponía en la reseña que miré en la página del Refugio de Bujaruelo, no había camino, pero siguiendo trazas de vacas se llegaba bastante bien.




El largo descenso por el Barranco del Cardal me encantó. Allí paramos a comer. También ponía en la reseña que no había camino y así fue. No me lo podía creer, estando en un lugar tan concurrido del pirineo, en un valle accesible, con ganado, con paso cómodo a Francia,... no podía imaginar que así fuera, pero si.




Una vez que salimos al Valle del Ara, volvimos a la normalidad de los caminos y, sin aglomeraciones, empezamos a cruzarnos con gente después de una mañana de soledad por el Barranco del Cardal.



Pasado el Puente de Oncins, decidimos ir por la pista ya que comprobamos que había mas sombra que por el camino dada la hora que se había hecho. Llegamos al Refugio de Bujaruelo con buena gana de comer, pudimos hacerlo de buena manera, además de por la gana, por el buen y agradable servicio del lugar del que ya habíamos disfrutado en la cena del día anterior. 
Solo quedaba volver para casa después de pasar un buen fin de semana recorriendo zonas nuevas para Elia y en parte también para mí, al quedarme prendado del Barranco del Cardal por la sorpresa comentada. ...¡Para repetir!



Track del recorrido




viernes, 11 de septiembre de 2020

Vuelta al Barranco de La Loma, Hecho

 El sábado pasado 5 de septiembre, nos fuimos hasta Guarrinza con Elia con intención de ir al monte y dar una vuelta tranquila sin aglomeraciones de gente.




Elegimos el Barranco de la Loma. A mi me llaman la atención las rocas rojas que hay por la zona y pensé que a Elia le gustaría transitar por ellas. Además, aunque estábamos cerca de Agua Tuerta, casi con seguridad no tendríamos aglomeraciones de gente.




Le propuse no seguir caminos y disfrutar de la zona a nuestra marcha recorriendo todos los picos que rodean La Loma. De esta forma atacamos la Punta Marcantón por donde nos apeteció para iniciar el itinerario.




Además de encontrarnos un montón de sarrios, empezamos a disfrutar de las vistas que teníamos desde la arenisca roja donde el protagonista indiscutible era el Castillo de Acher. Desde allí teníamos el perfil claro de la arista norte, le conté que la recorrimos con Pablo hace un tiempo con la posibilidad de haber sido los primeros en hacerla. O al menos si que fuimos los primeros en reseñarla.




Un paso delicado nos hizo abandonar la arista para llegar directos a la Punta Marcantón, aunque el rodeo para sortearla resultó hasta divertido.




Una vez arriba, Elia disfrutaba de las vistas e incluso hacía una panorámica de 360º con su cámara imaginaria. Teníamos a la vista La Ñetera que era el segundo de los picos que íbamos a hacer en el día, y teníamos enfrente las tres puntas con las que, dando vista a Agua Tuerta terminaríamos el día, completando así los cinco picos que rodean el bonito puerto ganadero de La Loma.




Tras un pequeño avituallamiento atacamos La Ñetera, volviendo a buscar paso por donde nos pareció. De nuevo rocas rojas atravesadas por estratos calizos grises, combinación que no para de llamarme la atención siempre que la veo.




Aparece la Costatiza y Agüerri, y también vemos Peñaforca, Lenito y la Punta del Rincón de Alano, compartiendo protagonismo con el Castillo de Acher.




Descendimos con unos destrepes entretenidos a buscar la muga ansotana con el Rincón de la Rueda. Como decía Elia fue el único trozo del día donde seguimos una senda, junto con el camino que une el puerto con la pista que llega al Achar de Agua Tuerta.




Desde las Planas de la Contienda veíamos los dos picos que habíamos recorrido, y siguiendo los pilones de la muga observábamos Agua Tuerta desde las alturas.




De nuevo, unos entretenidos destrepes nos permitieron seguir las tres puntas que limitan con el Huerto de Agua Tuerta completando "una excursión de cinco picos" como decía contenta e ilusionada Elia, además de observar un treparriscos que no se dejó fotografiar pese a tenerlo cerca y durante el tiempo suficiente (habrá que aprender un poco más para poderlo plasmar aquí).




Otro día de disfrutar por el monte, sin caminos que seguir, de las trepadas y destrepes, del encadenamiento de picos, de las vistas, de la llamativa roca roja y sus contrastes y de no encontrarnos a nadie en toda la mañana en pleno Parque Natural de los Valles Occidentales.