jueves, 29 de marzo de 2012

Refugio de Belagua-Larra (1ª parte)

El pasado domingo día 25, Pablo, Peyo y yo nos propusimos entrar desde el refugio de Belagua  para ir hacia Budoguía o la Mesa de Los Tres Reyes, aprovechando la nieve de los agujeros de Larra.


Sabíamos de lo complicado que podía resultar la orientación en la zona ya de por sí difícil, con el añadido de intentar no dejar de tener nieve continua. El refugio está en la cota 1430 y nosotros aún descendemos a poco más de los 1300 metros para coger nieve en los agujeros del karst de Larra.



Pronto cogemos nieve y empezamos a foquear tan felices. El paisaje es espectacular, priman las hayas en un bosque adulto donde árboles muertos conviven con pequeñas fagarras creando un ambiente propicio para el resguardo de todo tipo de fauna. Algún abeto también rompe, con su verdor, la inactividad invernal de las frondosas, participando en la composición del bosque.



Pronto, al imponerse la búsqueda de la continuidad de la nieve, comienza la incomodidad y la duda, pero seguimos adelante.



Después, y tras casi dos horas de pasar agujeros, bosquetes de fagarras, troncos viejos por el suelo,... tenemos que quitarnos los esquís para remontar un montículo y darnos cuenta que estamos en medio de la nada, es decir, en mitad del Karst de Larra y en ninguna parte en concreto. No hemos hecho ni la mitad del recorrido y vemos que nos falta muchísimo para llegar a la Foya del Portillo de Larra, por un terreno francamente incómodo para moverse con esquís, y casi peor para moverse con esquís en la mochila, que tampoco es plan.
Echamos un bocado al cuerpo preguntándonos donde se nos ha pasado el tiempo. El altímetro marca 1500 metros, y esta vez lo he calibrado por la mañana.



Algo apesadumbrados, nos damos cuenta de que el día ya está echado. A pesar de que no es excesivamente tarde, decidimos volver por nuestras huellas e intentar no perderlas para evitar males mayores.



 Bajamos como podemos, unos tramos mejor, otros peor,...y la final aún damos dos giros apurados.



Volvemos hacia el coche pensativos, ... ¿de quién ha sido la idea?... ¿volveremos por aquí algún día?...

Respecto a la primera pregunta, contento me he visto de no llevarme ningún bastonazo, y respecto a la segunda .... ¡¡¡PRONTO LO SABREMOS!!!

miércoles, 21 de marzo de 2012

Ansó-Fórcala-Foz de Binies-Ansó en BTT

El lunes 12 de marzo, entre el tiempo primaveral, y que Pablo tenía faenas, decidí dar una vuelta con la bici. Salí de casa pasadas las 11:30 en dirección a Puyeta, con comida en la mochila.



Una vez en el alto, y observando la ermita de Puyeta, paro para ponerme un poco de ropa, ya que en la subida me la había quitado, porque pegaba el sol de lleno y calentaba bastante. Bajo casi hasta Fago, concretamente hasta la entrada de la pista de Fórcala.




La pista arranca con unas pequeñas rampas que se hacen bastante llevaderas, y más con las vistas que tengo de la ermita de San Cristóbal y del propio pueblo de Fago.



Después de las rampas iniciales, la pista se suaviza en pendiente y empieza un largo serpentear para salvar las gargantas de sucesivos barrancos en dirección a la sierra de Fórcala.
En ese rodar observo como la procesionaria esta completando su ciclo y con los calores primaverales bajan al suelo para, en procesión, enterrarse.
Intento esquivarlas siempre que puedo, para no molestarlas. Estas orugas, si se ven molestadas, sueltan unos pelos urticantes, que son como verdaderos arpones envenenados. La experiencia me hace recordar el considerable sarpullido doloroso y molesto que producen los dichosos pelillos.



Pronto, en la cantera Berricho, observo el desvío de una pista que lleva hasta la loma de Champuyó, desde donde por camino podríamos enlazar con el Paco de Ezpelá. Pero es pronto, el día es muy largo y la temperatura permite alargar algo más la excursión.



Poco a poco y casi sin darme cuenta llego al Plano la Sierra, espectacular llano con vistas hacia todos los lados. Enseguida, y en la zona de Peña Melera, se alcanza la cota máxima del recorrido, cuando ya tengo a tiro de piedra la Collada Cornaval.



Aprovecho el lugar, la hora y la gana, para disfrutar comiendo al sol en un día buenísimo, no sin antes intentar echarme una foto a mi mismo con "la arcaica" (casi no salimos).



Después de comer tranquílamente, miro un mapa antes de comenzar la bajada. Pablo me ha recomendado desviarme de la pista principal que baja hasta Berdún y tomar otra pista que va en dirección a la Foz de Biniés. Con las buenas referencias que me ha dado y la mirada que le he echado al mapa creo que acertaré.
El descenso es rápido y ahora las rampas son bastante más fuertes que las de la subida (menos mal) y pronto llego a la pista que tengo que coger. Se trata de la única que está cerrada por una valla de alambre primero, y por una sirga, después.


Una vez en la pista que me lleva a la Foz de Biniés, aparece una bifurcación, si tomo la de la derecha bajaré hasta la pardina, en la parte sur de la foz, mientras que si tomo la de la izquierda apareceré en la zona norte de la foz, casi a la altura del aforo del río.



Decido tomar la de la izquierda, para aparecer el la parte norte de la foz y así tener menos kilómetros de carretera para volver a casa. Por el camino, en la parte alta, la pista mantiene un descenso suave y se observa como los cazadores cuidan sus puestos para optimizar sus resultados.



Después de la suavidad de las rampas en el inicio del descenso, la cosa cambia de repente, y comienzan unas fuertes pendientes que hacen que llegue a la carretera casi sin darme cuenta.



Una vez en la carretera, solo falta remontar poco más de 14 kilómetros para llegar hasta Ansó. Me paro en la cercana área recreativa a echar un trago de agua y observo el panel interpretativo-educativo.


Como siempre que lo miro (igual que el que hay en la Foz de Fago), me llama más la atención la falta de ortografía del titular, que su propio contenido.
Me pongo a pensar en la cantidad de firmas que habrán supervisado, autorizado, revisado,...¡y nadie se da cuenta que el plural de foz se escribe con "c"!...
...sigo pensando, y ... cada una de esas firmas habrán costado dinero a todos los aragoneses, por un trabajo que no se ha hecho o se ha hecho mal...
...y las autoridades locales, que para eso les hemos otorgado esa autoridad, pueden y deben exigir la corrección de los carteles,...¿o tampoco van a cumplir, como los de las firmas?,...

¿Por qué no prima el sentido común apoyado por la educación y el respeto, en lugar del engaño y la mentira rebozados por el cinismo y la hipocresía actuales?
....

Volviendo a la realidad, decido asomarme al río y observar las trayectorias más antiguas marcadas en la glera amplia, meandros abandonados, dándonos una muestra de que el río está vivo.


El vuelo de una culebrera me hace parar y observarla. Está sobrevolando los escarpes rocosos de la salida de la foz Verde, a la que también me asomo y disfruto con su paisaje.


Remontando el valle por su acceso lógico, disfruto de la tranquilidad de una carretera que siempre ha sido "la carretera de Ansó". Pronto llegamos a la altura del núcleo cheso (ya no deshabitado) de Santa Lucia. Mirando al río es fácil observar garzas y cormoranes, y en los campos donde pasta el ganado también vemos como han llegado ya los alimoches.



Pasado el Puente Colorau, penúltimo que cruza el río Veral antes de llegar a Ansó, me queda ya muy poco para enlazar con la carretera nueva, que viene desde Hecho.


Son aproximadamente las cinco y media de la tarde y he completado una vuelta muy buena, y en un día primaveral, gracias a las recomendaciones de Pablo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Anie con esquis

Ayer, martes y trece, nos fuimos Castán, Pablo y yo a ver como estaba de nieve el Anie. Dejamos el coche en la curva helicoidal, junto al refugio de las pistas de esquí de fondo de la Contienda. Arrancamos con los esquís pasadas las nueve y cuarto de la mañana con un buen ritmo.



Saliendo de las pistas de esquí de fondo y, comenzando las primeras rampas, aflojamos la marcha, ya que el calor empieza a apretar y si no la sudada puede ser monumental.



No obstante, pronto vamos dejando atrás el Arlas que tiene una buena imagen, y como dice Castán vamos tí-tá, tí-tá, ganando tiempo al tiempo.



 Rápido, observamos la pirámide del Anie, y la cantidad de nieve que hay nos permite avanzar a placer, sin tener que buscar pasos obligados.



Paramos un momento para echar algo ligero al cuerpo, y entre tanto, le pedimos a un señor francés que nos haga unas fotos, y yo aprovecho para cazarle con el Anie de fondo. Más tarde se convertiría en un compañero más de la expedición.




Ya tenemos a tiro el pico, nos falta cruzar la hondonada y remontar la pala. Llevamos muy buena hora, y en la base de la pala, como mis pieles están un poco viejas, decido poner cuchillas. Pablo y Castán aguantan solo con las pieles, favorecidos por una muy buena huella de ascenso.




Lo empinado de la pala y el ritmo que llevamos hace que nos cunda mucho, observamos la vista que tenemos de la Mesa de Los Tres Reyes y Petrachema...



...y rápido llegamos a la punta con los esquís. Todavía está un poco dura y decidimos comer un poco y así hacer tiempo para disfrutar de la nieve en su punto.




Mientras hacemos tiempo, llega el montañero francés que antes había hecho de fotógrafo y decidimos esperarle y bajar todos juntos, ya que él iba solo.




Disfrutamos de una bajada con una nieve buena y abundante, aunque eso no evita que, como es habitual, nos metamos en algún que otro berenjenal.


El montañero francés se despide de nosotros, ya que él tiene el coche en la estación de esquí de La Pierre San Martín. Continuamos bajando por donde nos da la gana, teniendo cuidado con alguna plancha de hielo que aflora, pero disfrutando por todos los sitios que pasamos.
A la una en punto llegamos al coche completando una muy buena jornada de esquí. Hemos cogido la nieve perfecta, en el sitio adecuado, en un día espectacular y con la mejor compañía.