Este año 2024, para iniciarlo, decidimos viajar a las Islas Canarias en familia. La elegida fue la Isla de la Palma. El pasado 1 de enero salimos desde Ansó hacia Zaragoza sin madrugar. Desde allí cogimos un vuelo que nos plantó por la tarde-noche en Tenerife. Por la mañana del día 2, partimos en otro vuelo hacia La Palma para iniciar nuestro plan de ruta por la isla.
Comenzamos viajando al sur de la isla, a la zona de
Fuencaliente en las cercanías del volcán
Teneguía. El paisaje era sorprendente.
Mientras que la mañana la dedicamos a disfrutar de las playas, la tarde la ocupamos en acercarnos al cráter del volcán
San Antonio donde se encuentra un centro de interpretación que da explicación a muchas de las dudas que surgen al ver los ríos de lava que forman el entorno.
Unas luces de atardecer y unas vistas espectaculares fueron los acompañantes hasta llegar a nuestro apartamento en la zona de
El Paso, justo nada más cruzar la reciente fajana formada en la erupción de finales del 2021.
El día 3 de enero lo dedicamos a recorrer la
Caldera de Taburiente. Para ello nos fuimos hasta el aparcamiento del
Barranco de las Angustias, desde donde no queda otro remedio que coger un taxi si quieres remontar con vehículo hasta el
Mirador de los Brecitos.
Desde el mirador recorrimos en potente descenso la
Caldera de Tabueriente hasta el coche por un paisaje alucinante con pendientes extremas y abundante vegetación donde predomina el pino canario. Especie adaptada a los incendios no solo porque lo digan en las guías, sino porque pudimos comprobar "in situ" los potentes rebrotes en los troncos calcinados de un reciente incendio.
El atardecer lo disfrutamos en el
Roque de los Muchachos donde sus 2300 m.s.n.m se dejaban notar en cuanto a temperatura, contrastando de manera importante con la que encontrábamos a pie de mar.
El día 4 de enero lo dedicamos al bosque de laurisilva dirigiéndonos a la zona conocida como el
Cubo de la Galga. Teníamos previsto ir al
Bosque de los Tilos, pero un corte en su acceso hizo que cambiáramos al plan "B", que para nada decepcionó.
Tras el espectacular paseo por el bosque, echamos la tarde junto a las playas de arena negra del entorno de
Los Sauces. De vuelta a casa y al anochecer fuimos a ver una pequeña aldea en
Tijarafe. Se llama
Proís de Candelaria y es un conjunto de casas construido en una oquedad natural en pleno acantilado y a pie de mar. Si el lugar es sobrecogedor, el descenso hasta él con coche y después a pie no dejan indiferente a nadie.
El día 5 lo dedicamos a dar un paseo en barco y disfrutar de un medio del que no estamos acostumbrados.
Vimos delfines y ballenas piloto, bueno eso nos dijeron, ya que seguramente si me dicen cualquier otra especie me lo hubiese tragado. Al tratarse de algo poco habitual resultó, cuando menos, entretenido. Nos acercamos con el barco hasta la nueva fajana. Todas las mañanas desde el apartamento la veíamos de cerca y no dejaba de llamarnos la atención que en la parte alta, donde se intuía la erupción, no paraba de humear. En aquel momento la veíamos desde el mar y la sensación era diferente y curiosa a la vez.
También por el mar, nos acercamos hasta el
Proís de Candelaria, una manera mucho mas placentera de llegar que la del día anterior.
De vuelta a tierra firme nos acercamos a las playas de Los Cancajos, cerca del aeropuerto. Allí terminamos la tarde y la estancia en La Palma. Cogimos un vuelo hacia Tenerife para llegar por la noche.
El día de reyes, con pocas horas de sueño, madrugamos para dirigirnos al
Teide. Elena que fue la encargada de la logística (como siempre) se había encargado de sacar los billetes del teleférico así como los correspondientes permisos para el ascenso al monte mas emblemático de
Canarias.
Para Elena era su primer tresmil. En cualquier caso, las vistas son espectaculares. Los vapores calientes por las grietas de la cima también me llamaron la atención así como el olor a azufre.
El camino para llegar a la base del
Teide me sorprendió un montón. Desde los pinares de las zonas bajas a la aridez colorida del altiplano alucinante, desde el que sobresale el impresionante cono final, adornado de coladas de lava del Teide.
La tarde la dejamos pasar paseando por el Puerto de la Cruz para descansar pronto, ya que al día siguiente tocaba madrugar. Esta vez para coger el vuelo de vuelta a Zaragoza, desde donde partiríamos hasta Ansó donde nos esperaba un cambio meteorológico radical.
Unos días de vacaciones bien aprovechados en los que nos encantó la
Isla de la Palma POR TODO y donde nos sorprendió el paisaje que rodea al
Teide en
Tenerife (y es lo único que vimos de esa isla). Está claro que queda mucho por conocer y que tendremos que volver por esas tierras ya que nos han quedado muchas cosas por descubrir.