El pasado sábado, 3 de abril, entre faena y faena tuve un rato para irme a esquiar y decidí acercarme a Candanchú. Salió un día despejado, pero el cierzo frío que soplaba, hacía sospechar que la niebla podría entrar en cualquier momento.
Desde el aparcamiento vi una lengua de nieve que en la bajada del
Tobazo llegaba hasta pocos metros cerca del coche. Pero yo tenía la intención de bajar por
Loma verde y porteé hacia
Rinconada para echar un vistazo al paso de la
Cueva de los Contrabandistas.
La sensación de ir solo por la estación resultaba extraña, y conforme remontaba, se iba confirmando las sospechas del avance de la niebla que entraba desde el
Valle de Aspe francés.
Al rebasar el Paso de Tortiellas y dando vista a la zona de la Tuca veía claro que aún disponía de margen para disfrutar del sol en el ascenso pero empezaba a pensar en un plan alternativo al descenso por Loma verde.
En este tramo alcancé a un par de personas que subían también hacia la
Tuca con las mismas intenciones que yo, y ya comentamos que quizá fuese bueno cambiar de planes.
Mientras ellos decidieron quedarse donde llega el telesilla de la
Tuca, yo me aventuré hacia la punta de la
Tuca, pero ya con la decisión tomada de disfrutar de la bajada por la
Tuca y remontar hasta el
Tobazo para después llegar por la lengua de nieve hasta el coche.
El ambiente alpino de la zona y las aristas bien marcadas permiten observar claramente por donde va la muga que separa los términos de
Aisa y
Ansó. La linea de relieve que baja de la cima imponente del
Aspe hasta donde me encontraba y continuando hacia la punta de
La Zapatilla hacen de muga, de forma que la cima de la
Tuca Blanca es compartida por los dos municipios, de la misma manera que el
Aspe y
La Zapatilla.
Las vistas hacia la zona ansotana de
Loma verde eran tentadoras pero la decisión estaba tomada y realizaría la bajada por la zona de la
Tuca.
Acertada fue la decisión ya que inmediatamente después de disfrutar de la esquiada y justo al llegar a la base del telesilla de la
Tuca el sol desapareció del todo. Me volví a juntar con los dos que se habían quedado en la parte alta y juntos remontamos hacia el
Tobazo comentando el acierto de la decisión.
Una bajada por el
Tobazo, con buena nieve primaveral, aunque con casi nula visibilidad pusieron fin a una mañana entretenida.