Aunque parece que todas prestan atención a Gerardo, a alguna se le olvida que para escalar seguro, lo mejor es hacerlo con una cuerda.
Además de la diversión, también toca algo de aprendizaje y supervisión para que todo funcione correctamente.
Gerardo controla todos los movimientos de las escaladoras, siempre corrige, advierte, ... en definitiva, enseña.
Todas prueban las vías que les hemos preparado, unas detrás de otras sin parar.
Llega la hora de la merienda y también la cogen con ganas, como siempre, unas más que otras. El fresco pasa casi a frío, y hay que añadir ropa al cuerpo.
A los más mayores también nos tienta probar la adherencia en las placas, y mientras las pequeñas escaladoras se entretienen entre bocatas, y movimientos de troncos arrastrados por el barranco, nos ponemos manos a la obra.
Tatan insiste en probar sus gatos nuevos,...parece que funcionan
La tarde va avanzando, la temperatura sigue bajando y el reloj marca las nueve pasadas, hay que pensar en recoger todo el tinglado y bajar a casa. Como siempre que se está a gusto las horas pasan sin darse uno cuenta.
El fin de semana termina, pero la tarde del domingo ha sido una tarde de entretenimiento, buena compañía, buen ambiente, disfrute y aprendizaje,....¿que más se puede pedir?