Como la previsión del tiempo no estaba muy clara para la tarde-noche, decidimos pernoctar en el Hostal Parque Natural. Acertamos, tanto por el tiempo como por el lugar. Tomamos una muy buena cena mientras caía un buen chaparrón, nos trataron como a todo el mundo le gusta que le traten y descansamos en una habitación limpia y con todas las comodidades.
El sábado a las siete de la mañana salíamos del Hospital de Benasque unas cincuenta personas, con tiempo despejado en dirección al Refugio de La Renclusa.
Cuando llegamos a La Renclusa nos tomamos un té caliente que nos sentó de maravilla, estuvimos reagrupándonos, mientras la televisión nos grababa y hacía entrevistas. Cuando volvemos a retomar la marcha, de nuevo, nos quedamos en el vagón de cola y como siempre Pablo pone el tí-tá, tí-tá (como dice nuestro amigo Castán) y otra vez nos unimos al grupo de delante.
Otra vez nos paramos para reagruparnos, esta vez el motivo es dar la salida al tramo cronometrado.
Los chavales jóvenes están muy motivados y merece la pena ver la salida y hasta echarles una foto,... otra vez salimos los últimos y lo consideramos un defecto natural. Pablo vuelve a poner el tí-tá y vamos ganando posiciones. Yo no voy nada cómodo y me resulta extraño que Pablo no me saque mucha distancia. Un resfriado inoportuno como todos, me hace tomar las cosas con calma y Pablo añade el tema de la edad,...graciosillo.
Al llegar al final del tramo cronometrado entramos en los puestos 16 y 17. Descubro por qué Pablo no me sacaba tiempo....ha debido de subir con unos cuantos kilos de nieve pegada bajo sus esquís, la cera que le ha dado a sus pieles no ha funcionado tan bien como la parafina que utiliza Maiveral para hacer sus velas, y que me he puesto yo por la mañana.
En la base de la cresta del Alba la situación es bastante mala y excepto uno de los guías, más cinco que nos animamos a asomarnos a la cresta para ver si podemos acceder al pico, el resto decide quitar pieles y empezar a bajar.
....¿Quién se ha dejado la puerta abierta?...
Quitando los primeros giros en los que la visibilidad era bastante escasa, la bajada, como siempre, resulta espectacular y más con la guinda de los Tubos de Paderna para terminar.