domingo, 21 de abril de 2019

Circular desde La Contienda con esquis de travesía. Soum Couy-Arlas

El jueves pasado 18 de abril, y antes de que comenzara la vorágine de la Semana Santa me pude escapar con Pablo y Jaime para disfrutar de la mañana festiva.




Como seguimos en nuestro empeño de evitar porteos siempre que se pueda, decidimos ir por el Puerto de Belagua hasta la conocida "curva helicoidal", para entrar con los esquís calzados por La Contienda y desde la misma carretera.




Las previsiones meteorológicas no estaban del todo claras y decidimos acercarnos hasta el Collado de Pescamou y decidir allí que podíamos hacer y si podíamos variar algo nuestras rutas habituales.




Una vez fijada la vista en el Soum Couy decidimos ir a por él a las bravas, viendo que sus tubos estaban bien cargados de nieve como toda la zona.




Mientras que el cielo se iba poniendo cada vez más gris, nosotros sorteábamos los agujeros del karst entretenidos.




A ninguno se nos ocurrió nombrar la palabra lluvia, aunque yo creo que no teníamos nada claro que no fuese a caer. La única ventaja era que la nieve poco más se podía estropear ya que desde el punto de salida estaba como en la pescadería y aquello no cambiaba en ningún momento, ni por altitud, ni por orientaciones.




Poco a poco íbamos ascendiendo por los tubos orientados al oeste hasta que cuando nos dimos cuenta estábamos en la pala final.




Pese al gris plomizo, teníamos buena visibilidad, y como la temperatura era agradable, disfrutamos de las vistas en un día nublado.






En vista de la calidad de la nieve, y de que observamos, para nuestra sorpresa, que la estación ya estaba cerrada, decidimos esquiar por sus pistas que seguro que mejoraban algo las maniobras.




Aun por las pistas la velocidad que permitía la nieve era escasa, así que tocó patinar algún rato, sobre todo a mí que llevo en las suelas de los esquís más pegamento que en las pieles.




Una vez abajo, decidimos remontar hasta el Arlas ya que Pablo sabía que podíamos llegar a él con los esquís puestos y después bajar al Collado del Arlas también esquiando. En el ascenso al pico Pablo tuvo que sacar las pieles de repuesto, parece que le falta el pegamento que a mi me sobra en mis suelas.




El viento había arreciado y no apetecía perder mucho tiempo allí, así que rápido nos bajamos hasta el Collado del Arlas para visualizar la última bajada.




Justo allí la amenaza de toda la mañana empezó a cumplirse y comenzaron a caer las primeras gotas, en un "sálvese quien pueda" nos echamos para abajo.



Mis esquís parecían anclas por los tramos más llanos de La Contienda hasta el coche. Por suerte el chaparrón no llegó a ser muy fuerte y no me calé como parecía. Una buena cerveza en El Ferial completaron una mañana que dio de si más de lo que parecía y me cargó pilas para encerrarme en casa durante los días de Semana Santa.