Martes 17, Gabardito-Arlet
El martes madrugamos para iniciar la primera etapa del Anillo del Midi. Desde el Refugio de Gabardito comenzamos la travesía Natalia, Arancha, Garbiñe, Marian, Felipe, Txoko y el que escribe junto al ya mencionado Miguel. El día salió buenísimo y en el grupo, desde el primer momento, se respiraba un buen ambiente. Los cuatro vitorianos ya se conocían y formaban un núcleo donde los demás orbitábamos sin ningún problema.
La etapa es espectacular y transita por tramos donde encontrar a gente resulta complicado. Los colores de las rocas y el contraste con el verde de la hierba y las manchas blancas de la nieve completan una paleta alucinante.
Después de un completo día y disfrutar de rincones como la Foya de Secús y Agua Tuerta, y de hacer cima en el Pico Secús llegamos al coqueto paraje de Arlet con su refugio e ibón. Una temprana cena puso fin a la primera etapa de la travesía.
Miércoles 18, Arlet-Etsaut
Ver anochecer o amanecer en Arlet es algo realmente recomendable y con las pilas cargadas por estos motivos, salimos temprano desde el refugio con las vistas puestas en el Labigouer y todo el perfil que íbamos a recorrer.
Con unas vistas de ensueño hacia el Valle de Lhers y hacia Lescun nos mantuvimos en altura durante buena parte del día. La posición estratégica del Pico Labigouer permitía mirar hacia todos los lados y observar picos y paisaje en todas las direcciones.
Un brutal descenso, que a nadie dejó indiferente, y a mi personalmente me impresionó para bien, nos dejó en el fondo del Valle de Aspe a apenas 600 metros de altitud en la localidad de Etsaut donde pernoctamos en la Gîte La Garbure.
Jueves 19, Etsaut-Ayous
Ese día tocaba ascender todo lo bajado el día anterior, así que madrugamos un poco más de lo habitual. La etapa se planteaba dura, pero un ascenso progresivo por el valle que nos llevaría hasta el collado y Pico de Ayous resultó mas cómoda de lo esperado. El arranque por la llamativa Chemín de La Mature y la frescura del bosque nos puso en la cota suficiente para que cuando apretara el calor, éste fuese más llevadero.
Las vistas de un cercano Midi, que había estado escondido durante buena parte del día, fueron la recompensa a una etapa preciosa y que, tras un descanso en el Collado de Ayous permitió ascender al Pico de Ayous donde contemplar el panorama resultó de lo más gratificante.
Un baño de Natalia en el ibón antes de cenar con vistas al Midi provocó mi envidia, no se si la de alguien más, en cualquier caso ella comentó que lo recordaría de buen grado como uno de los mejores.
Viernes 20, Ayous-Pombie
Llegó la niebla y se mantuvo todo el día. Una etapa más suave que las anteriores, en cuanto a esfuerzo se refiere, vino muy bien a la mitad de la travesía. La etapa permitió una parada a mitad de recorrido junto al Lago Bious-Artigues en la que hubo café e incluso "orangina".
Aunque las vistas fueron reducidas, la magia de la niebla nos permitió disfrutar del día y hasta nos libramos de un bien chaparrón que vimos desde el interior del Refugio de Pombie que, pese a la ducha fría, nos dejó un buen recuerdo a todos. No se si por el salvaje, por el zumo arreglado, por el practicante, o por la amabilidad de los guardas, pero disfrutamos de lo lindo.
Sábado 21, Pombie-Somport
Amaneció con niebla como el día anterior y no vimos el sol hasta poco antes del valle de Bious. Antes de empezar la remontada hacia el Collado de los Monjes disfrutamos de un agradable almuerzo en el fondo de valle donde la ganadería presente en la zona era de lo más llamativa.
Entre nieblas que iban y venían, ascendíamos en dirección a España tras unos días por el país vecino, hasta que por fin un claro nos permitió disfrutar del coloso de la zona y antes de bajar a Somport llevarnos un buen recuerdo suyo.
Un pollo guisado con usones en el Albergue Aysa para cenar, tras una agradable ducha, hizo que afrontáramos la penúltima etapa con fuerzas renovadas. ¡Gracias Perico!
Domingo 22, Somport-Lizara
Aún amanecimos con niebla, pero pronto se disipó para permitir un día espectacular. Miguel nos llevó por un tramo alternativo al nuevo GR 11, para evitar el paso por las pistas de Candanchú, donde disfrutamos de las flores de nieve y de las sencillas trepadas que había por la zona.
En esta etapa, el Circo del Aspe se llevó la palma. Precioso lugar en el que disfrutamos de todo, incluso de un buen tentempié que nos ayudó a superar el tramo más técnico de la travesía, el "paso de la oreja" (o de la ceja, según se mire) que pasamos de manera fácil.
Un cómodo descenso hacia Lizara puso fin a una etapa que algunos la consideraron como etapa reina por su espectacular ambiente de montaña.
Lunes 23, Lizara-Gabardito
El último día de la travesía amaneció despejado. Solo faltaba llegar a Gabardito donde hacía siete días habíamos comenzado este Anillo del Midi. La etapa incluía el ascenso al Bisaurín como colofón a unos días de monte extraordinarios.
Subimos cómodos hasta el Bisaurín, desde donde podíamos observar buena parte del recorrido realizado en los siete días. Perdimos poco tiempo arriba ya que el viento que soplaba no era nada caliente, pese al día tan bueno que había salido, pero el ser el techo de la travesía es lo que tiene.
Un extraordinario recibimiento en Gabardito, donde disfrutamos de una buena comida que nos habían preparado con gusto, supuso el final de siete días de aprender y pasarlo bien por el monte con un grupo genial, donde el buen ambiente reinante permitió pensar en un próximo reencuentro con muchas ganas. ¡Gracias a tod@s por ser tan maj@s!
Felicitaciones a Patxi, Marta y Coco por crear este Anillo del Midi después de haber parido La Senda de Camille y que parecía insuperable.