Al llegar a Zuriza observamos y notamos como esa previsión se había cumplido y la situación de cierzo, como decimos por aquí, se había implantado.
Habíamos preparado la excursión desde casa y el objetivo era comprobar con el mapa y la brújula si lo planeado en casa se cumplía sobre el terreno. Elia estaba bien atenta para comprobarlo, salvo cuando se despistaba intentando coger algún saltamontes.
Después de salir del bosque, el paraje de la Borda Baines no pasó desapercibida y no paraba de decir que le gustaba mucho haber encontrado ese lugar al salir del bosque, que también le gustaba.
Tampoco le disgustó encontrarse con la Cueva del Paso de Ezcaurri, que encontramos siguiendo el rumbo que nos marcaba la brújula y que si no le aviso de que estaba allí pasa de largo sin darse cuenta. Por supuesto ante la propuesta de bajar hasta el fondo respondió un "si" rotundo.
Después seguimos sorteando dolinas hasta el Collado de Ezpainpea donde tomamos otro rumbo de cara al Ibón de Ezcaurri.
El calor y la falta de lluvias no permitió ver el pequeño ibón lleno de agua. Eso no anuló la intención de echar un bocado antes de empezar con las chimeneas de ascenso hasta la punta de la Peña Ezcaurri.
En el momento de iniciar las trepadas me comentó la posibilidad de quitarse la brújula que llevaba colgada del cuello, para poder subir mejor. Ya habíamos comprobado el rumbo e intentamos seguirlo sin la ayuda del juguete.
Como ya es habitual, las trepadas se le hicieron cortas, y solo cuando se acabaron empezó a sentir algo de calor que se notaba por estar a resguardo del cierzo y a pleno sol en una cara sur. Pero el día era el ideal para afrontar en verano el ascenso por la cara sur y rápidamente notamos el viento fresco al salir del resguardo.
Al llegar a la cima nos envolvió la "boira" y puso otro punto de ambiente al día, aunque nos limitó algo las vistas, que aún así disfrutamos.
Tras la foto de cima, iniciamos el descenso por el único sitio que ya conocía Elia de la primera vez que subió a Ezcaurri, aunque me comentó que no lo recordaba muy bien.
La bajada, directa al coche, aún dio para disfrutar de unos buenos "chordones" (frambuesas) antes de entrar en el bosque. Allí aproveche para enseñarle un antiguo búnker escondido entre las hayas y que formaba parte de la antigua "linea P" de los años cuarenta.
Otro día por el monte con una muy buena temperatura para disfrutar de la caminata y donde el entretenimiento a base de bosques, brújulas y mapas, praderas, dolinas, chimeneas, cuevas, búnkers, ibones,... y todo en un entorno inmejorable, fue el motor de la jornada.
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