Pese a que no era temprano, decidí hacer el recorrido largo pensando que si apretaba un poco llegaría al cohete y al volteo.
En los tramos de abajo, en el entorno de la Loma Santa Engracia, el pinar enfajado permite ir ligero e incluso, a uno que no suele correr, le tienta la carrera al ver los tramos tan rectos y planos. Así que en algún tramo el trote se impuso sin mucho esfuerzo, aunque alguna parada ante las tentaciones otoñales también valía.
El día era espectacular y estaba disfrutando como un enano, pero veía que no era el único que lo hacía o lo había echo hacía poco. Los jabalís habían preparado una buena bañera y otro buen lugar para restregarse a modo de baño y masaje.
Aunque en el Cerro de Calveira estaba a pleno sol, el viento que soplaba permitía subir sin agobios y enseguida me planté en la divisoria de navarra.
Recorriendo esta divisoria, rápidamente también, llegué a Forato, donde un buen trago de agua, unas fotos con intrusos, que también querían salir, y un vistazo al perfil del cerro de "Os Ordiales" que representaba muy bien lo que tenía que hacer a continuación, me volvieron a poner en marcha.
Después de otras buenas carreras cara abajo por los cerros, me metí dentro del bosque, por donde los que manejan el motosierra dejan muestras de ello, hasta llegar a la Loma Sabineta y después hasta el camino viejo a la altura de la Borda Ostias.
Tramos frescos a la sombra recorriendo el camino viejo que unía Ansó y Zuriza me colocaron junto al río a la altura del Puente de Zaburría. Una vez allí, otro tramo de pinares de repoblación y en ligera remontada me llevó a empalmar con el camino de inicio.
Justo al llegar al Campo de Fuertes, cuando se da vista al pueblo, escuché uno de los cohetes que anunciaba el inicio de las fiestas. Rápidamente empecé a oír el volteo de campanas y un último apretón, entonces ya con calor, permitió que llegara a la hora del vermú con ganas de empezar las fiestas, después de haber pasado una mañana entretenida.
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