El día anterior habíamos estado con Pablo y Aro en Petrachema y eso de salir desde Linza sin portear esquís a estas alturas de la temporada había que aprovecharlo.
Poco a poco fuimos ganando altura entre las hayas y salimos a la Foya Manaté, donde nos enfrentamos a la expuesta diagonal que este año ha dado más de un disgusto. El rehielo nocturno habitual en estos días anticiclónicos de primavera hacían que la nieve en esa zona umbría se encontrase dura.
Mientras unos pasamos con las cuchillas, otros optaron por la seguridad de los crampones para cruzarla. Una vez superado el "paso", realizamos un giro a la derecha que nos permitió entrar en el puerto ganadero de Plana Diego. Zona encerrada entre los murallones del Chinebral de Gamueta y la cota más elevada de dicho puerto conocida en Ansó como Punta Plana Diego. Es lo que habitualmente se conoce como Mallo de Lacherito, aunque la gente mayor de Ansó defiende que tanto el Mallo como el Mallé se encuentran en el valle de Lacherito y no donde se sitúa en la actualidad.
Al llegar a la base de la pala final de la Punta Plana Diego, mientras Pablo, José Antonio, Jaime y yo optamos por subir hasta la punta, Quique, Ivana y Daniel prefirieron esperarnos y disfrutar de las vistas y del día a pie de pala.
Desde arriba observamos todo lo que nos rodeaba y todo gustaba. Veíamos la pala de Petrachema por la que disfrutábamos el día anterior, las vistas hacia Lacherito con aludes de fusión que dejan la tasca al aire también resultaban impresionantes y los murallones del Chinebral y de la Sierra de Alano y Ezcaurri por detrás no desmerecían.
Tras la habitual foto de cima, disfrutamos de una pala espectacular, con una nieve en consonancia con el día y nos juntamos con el resto de la tropa.
Mientras Quique e Ivana se habían defendido subiendo a la perfección, su primer descenso en Pirineos les imponía. Salvados los dos primeros giros, como suele pasar, pasaron a contagiarse del disfrute con los demás. La nieve se mantenía muy bien y el descenso resultó entretenido.
Un poco de cuidado en la diagonal de la Foya Manaté dieron paso a un entretenido esquí entre las hayas que nos colocó en la pista de esquí de fondo de Linza por donde descendimos hasta la última mancha de nieve, justo enfrente del Refugio de Linza.
Comentando "las mejores jugadas", unas jarras de cerveza en el refugio pusieron fin a una jornada de esquí en la que no faltaron las risas y el buen ambiente, acompañados de un buen día y una buena nieve. ¿Que más se puede pedir?.
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