Para ir al Paco de la Fuente Alta salimos andando desde casa sin la necesidad de coger el coche. Eso a Elia le gusta y arranca decidida por la calle de la Fuente para coger el camino.
Antes de tomar el camino, una picaraza elige una buena atalaya para observarnos, cualquiera sabe lo que está pensando.
Como siempre Elia arranca con brío, y me cuenta que el año pasado con la escuela ya vinieron por este camino, pero que unos troncos cruzados les impidieron continuar.
Le digo que el camino ahora está limpio y podemos completar una circular....papá, ¿que es una circular?....
Mientras avanzamos iremos viendo lo que es una circular, pero entre tanto tengo que convencerle de que los frutos del serbal no son cerezas.
Aunque le había contado por el camino que en este bosque todos los niños de Ansó habíamos jugado a "las casetas", ella no se podía imaginar que aún quedaran restos de ellas por ahí. Incluso puestos de vigilancia para observar si venía algún otro grupo de otra caseta con fines no definidos.Las guerras de piñas (y no solo piñas) y el continuo asalto e incluso destrucción de la caseta de los otros, hacía que invirtiéramos muchas horas en este monte, ya que todo ello llevaba a las seguras reparaciones, preparación de estrategias para el siguiente ataque, colocación de trampas, preparar salidas de escape,...y todo eso para que ganaran los de siempre: los mayores.
El fresco de la mañana me ayuda a convencer a Elia de almorzar al sol. También ayuda el comentarle que desde donde nos vamos a colocar veremos su escuela desde arriba.
Los jabalíes se han dedicado a labrar el camino y esto ha hecho que nuestras botas se hayan ensuciado de barro, pero son cosas que pasan por el monte, luego nos limpiaremos cuando lleguemos a la hierba y más tarde nos descalzaremos en la calle para entrar en casa.
En la bajada, como siempre, las carreras se suceden, eso hace que completemos el recorrido muy rápidamente y Elia descubra lo que era una circular.
Antes de salir del camino nos encontramos una moneda. Se trata de cincuenta céntimos de peseta del año 1949. A Elia lo de las pesetas le da igual, lo que si que le interesa es saber por qué lleva un agujero en el centro.
Tras llegar a los columpios del merendero y disfrutar de ellos un rato, nos dirigimos hacia casa buscando la protección de una de las cuatro cruces que hay en Ansó, y que cuentan que para eso estaban, no sin antes observar que en el rebaño de ovejas que habíamos visto al inicio de nuestra excursión hay un nuevo integrante. El cordero que acaba de nacer mientras estábamos por el Paco de la Fuente Alta es el primero de este pequeño rebaño.
La construcción de casetas, sus ampliaciones, reconstrucciones y demás correrías por ese paco y otros parajes cercanos a Ansó eran nuestras actividades extraescolares. ¡Qué recuerdos!
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