Conforme vamos ganando altura, disfrutamos mucho de las vistas, y no tanto del zueco que se nos pone en las pieles. Es justo lo que nos faltaba para aumentar el esfuerzo que, unido al calor, hace que las cantimploras se vacíen rápidamente.
Pese al calor del día, el hielo formado en las cascadas de las barranqueras que bajan de Quimboa, se mantiene intacto. Nosotros seguimos avanzando entre vueltas maría, unas veces, y largas diagonales, otras.
Una vez pasada la Collada de Petraficha, decidimos remontar hacia Chipeta Alto. El calor de la jornada, nos permite pasar un lomo venteado, solo con las cuchillas. El hielo cristal ha empezado a transformarse, si no hubiera sido por ésto, hubiéramos tenido que utilizar crampones.
Vamos en busca de Chipeta Alto con ganas de observar lo que nos ofrece, como si de un mirador se tratara.
Llega un momento que no se hacia dónde dirigir la cámara. Allá donde miro, quiero tirar una foto.
Toda la loma de Chipeta Alto está esperándonos para bajarla, pero antes, echaremos un último vistazo a los alrededores, ...hacia el norte, hacia el sur,....
....allá vamos...
Desde arriba habíamos pensado en la posibilidad de bajar al collado que separa Chipeta Alto de Chipeta Bajo, pero la hora, la escasez de nieve y la posibilidad de encontrarnos hielo en las lomas venteadas hacen que decidamos quitarnos los esquís y remontar en dirección a Mazandú. Esta opción nos permitirá otra buena esquiada por esta zona, aunque nos retrase, más aún, el horario de llegada.
En la remontada, las vistas del Castillo de Acher, hacen que Marco nos de unas buenas e interesantes explicaciones de geomorfología, ligadas a casi todo lo que nos rodea,....¡que gozada!, siempre aprendiendo cosas,...
El entusiasmo ha sido tal, que hemos tenido un día completo de disfrute. Hemos llegado por la pista de Tachera con las últimas luces del día, y hemos decidido completar la jornada reidratándonos en el Camping Zuriza con una buena cerveza.
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