"Hoy domingo se ha encontrado un móvil en la zona de Estriviella, bajo el tubo de descenso entre Lenito y Peñaforca. Su estado no es bueno, pero las tarjetas quizá puedan recuperarse. Os podéis poner en contacto con nosotros para recuperarlo"
Ayer sábado nos juntamos Pablo, Jaime y el que escribe para dar una vuelta con los esquís. Pablo ya se ha recorrido todo los rincones por la cabecera de nuestro valle, así que decidimos pasar a Oza e iniciar un paseo desde allí.
Cuando llegamos a Oza ya quedaba poco sitio para aparcar, pero nada que ver con lo que vimos al volver. Está claro que, tras un invierno que le ha costado llegar, la gente tiene ganas de nieve y más con un tiempo como el que está haciendo.
Después de pasar la fría umbría del tramo de carretera que une Oza con Guarrinza, el sol que nos daba en las rampas del Sabucar nos fue calentando poco a poco.
El monte está espectacular y aunque vimos a gente, pocos eran los que llevaban nuestra trayectoria. Un par de esquiadores nos juntamos con la intención de hacer la misma vuelta que nosotros, justo en donde tuvimos que negociar el paso de una de las barranqueras que baja de Petraficha.
Adentrándonos por el extenso Valle de Lacherito, poco a poco fuimos entrando hacia Anzotiello por grandes vaguadas repletas de nieve.
En estos tramos volvimos a coincidir con los que llevaban la misma ruta que nosotros. Poco a poco íbamos avanzando hacia la Collada de Anzotiello, encontrando en estos tramos una nieve polvo alucinante.
Pasando la Collada de Anzotiello buscamos la cara mas amable para subir a Quimboa Alto. El cerro estaba bastante pelado, incluso en un tramo nos vimos obligados a descalzar los esquís y luego cada uno de los tres optó por subir como quiso.
En la parte más alta, la nieve permitía volver a calzar los esquís sin las cuchillas que habíamos utilizado para un corto tramo de subida y las vistas cada vez eran más y mejores.
Tras la foto de rigor y de echar algo de fruta y chocolate al cuerpo, fuimos en busca de la Collada Petraficha teniendo cuidado de no pasarnos el punto desde donde trazar una diagonal y no perder altura, de forma que no se hiciera necesario poner pieles para remontar.
A partir de allí solo quedaba dejarse caer. Pero con la intención de esquiar la ladera del Sabucar completa, fuimos trazando unas diagonales altas que incluso en algún caso nos hizo remontar en escalera alguna que otra barranquera y como resultado obtuvimos una buena recompensa.
Casi cuatrocientos metros de palas al sol con nieve primavera que se dejaba esquiar aunque no se supiera. Todo un festín de giros y sonrisas que bien merecieron las largas diagonales y las pequeñas remontadas que hicimos en los tramos anteriores.
Toda una gozada en buena compañía, con un buen día y muy buena nieve...
...¿que más se puede pedir?
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