jueves, 6 de agosto de 2020

Circular desde Zuriza, Ansó. Vuelta a Ezcaurri

El pasado domingo, 2 de agosto, nos fuimos a Ezcaurri con Elia. Para ese día estaba previsto un descenso de temperaturas con el que finalizaba la primera ola de calor del verano.



Al llegar a Zuriza observamos y notamos como esa previsión se había cumplido y la situación de cierzo, como decimos por aquí, se había implantado.


Habíamos preparado la excursión desde casa y el objetivo era comprobar con el mapa y la brújula si lo planeado en casa se cumplía sobre el terreno. Elia estaba bien atenta para comprobarlo, salvo cuando se despistaba intentando coger algún saltamontes.




Después de salir del bosque, el paraje de la Borda Baines no pasó desapercibida y no paraba de decir que le gustaba mucho haber encontrado ese lugar al salir del bosque, que también le gustaba.



Tampoco le disgustó encontrarse con la Cueva del Paso de Ezcaurri, que encontramos siguiendo el rumbo que nos marcaba la brújula y que si no le aviso de que estaba allí pasa de largo sin darse cuenta. Por supuesto ante la propuesta de bajar hasta el fondo respondió un "si" rotundo.


Después seguimos sorteando dolinas hasta el Collado de Ezpainpea donde tomamos otro rumbo de cara al Ibón de Ezcaurri.


El calor y la falta de lluvias no permitió ver el pequeño ibón lleno de agua. Eso no anuló la intención de echar un bocado antes de empezar con las chimeneas de ascenso hasta la punta de la Peña Ezcaurri.

En el momento de iniciar las trepadas me comentó la posibilidad de quitarse la brújula que llevaba colgada del cuello, para poder subir mejor. Ya habíamos comprobado el rumbo e intentamos seguirlo sin la ayuda del juguete.

Como ya es habitual, las trepadas se le hicieron cortas, y solo cuando se acabaron empezó a sentir algo de calor que se notaba por estar a resguardo del cierzo y a pleno sol en una cara sur. Pero el día era el ideal para afrontar en verano el ascenso por la cara sur y rápidamente notamos el viento fresco al salir del resguardo.


Al llegar a la cima nos envolvió la "boira" y puso otro punto de ambiente al día, aunque nos limitó algo las vistas, que aún así disfrutamos.


Tras la foto de cima, iniciamos el descenso por el único sitio que ya conocía Elia de la primera vez que subió a Ezcaurri, aunque me comentó que no lo recordaba muy bien.


La bajada, directa al coche, aún dio para disfrutar de unos buenos "chordones" (frambuesas) antes de entrar en el bosque. Allí aproveche para enseñarle un antiguo búnker escondido entre las hayas y que formaba parte de la antigua "linea P" de los años cuarenta.


Otro día por el monte con una muy buena temperatura para disfrutar de la caminata y donde el entretenimiento a base de bosques, brújulas y mapas, praderas, dolinas, chimeneas, cuevas, búnkers, ibones,... y todo en un entorno inmejorable, fue el motor de la jornada.












viernes, 24 de julio de 2020

Circular desde Lizara. Vía Edelweis al Bisaurín

El pasado domingo 19 de julio, nos fuimos con Elia al Bisaurín. La previsión meteorológica daba calor así que había que buscar las alturas para pasar el día.




Aunque ya habíamos estado en el Bisaurín, poco me costó convencer a Elia de repetirlo por un sitio nuevo y con trepadas. 




Se trata de la "Vía Edelweis". Ruta sencilla que no supera el tercer grado pero que le da un ambiente diferente y mas alpino al ascenso a la gran mole del Bisaurín, y que permite recorrer este macizo de este a oeste.




La vía se localiza junto a la de Las agujas de la Balellaza, asciende paralela a ella y se accede dando un giro al oeste y dejando el camino a la altura de la Caseta de Bernera o de los forestales.




Antes de entrar a la vía ya aparece en abundancia la flor de nieve. Elia no había visto ninguna aún en el monte y me preguntó si se podía tocar y si pinchaba. Le comenté que probara a tocarla con cuidado de no estropearla y se sorprendió mucho de lo suave que era.




Muy contenta se vio de llegar a la vía ya que hasta la caseta habíamos pasado calor, y aunque después ya no hacía tanto, lo que le apetecía era trepar. El arranque de la vía es lo más complicado, por decir algo, ya que si le preguntamos a Elia fue lo más entretenido como me decía después. En ese inicio de vía hay un cordino en un puente de roca por si se quiere asegurar.




Conforme íbamos avanzando por la vía, Elia perdía tiempo en buscar alguna complicación para pasar por ella e indicarme con detalle como tenía que superarla, ya que aunque era una trepada continua le parecía un poco fácil.




Al terminar la vía ya nos encontrábamos en altura y el calor, aunque presente, se llevaba mucho mejor.




Después de estar encerrado en la canal, las vistas se ampliaban notablemente y el paisaje que pisábamos no dejaba de sorprendernos.




Desde el Collado del Baste ya veíamos el Bisaurín pero Elia tenía hambre y decidimos echar un tentempié antes de afrontar las últimas rampas a la punta. No se conformó con unos frutos secos y aunque se guardo algo para la cima, atacó también el embutido y el queso.




Se le hizo raro llegar al Bisaurín por el lado contrario al que habíamos llegado la vez anterior, y como no, comentó la posibilidad de que llegara otra avioneta como entonces. Un velero planeando sustituyó al aparato, mientras realizamos otra parada para terminar con la comida que habíamos dejado en la parada anterior.




Buenas vistas hacia todos los lados, y recreándonos con nuestros picos cercanos, pasamos el rato en el Bisaurín.


Bajamos rápido y con ganas de pillar unos buenos huevos fritos en el Refugio de Lizara además de comentar la muy buena recomendación de Miguel (@miguel_achutegui) de la que disfrutamos en un buen día de monte en este verano tan raro.