El pasado domingo 5 de octubre amaneció un día desapacible en Ansó. Poco a poco la nubosidad fue quedándose relegada a la cabecera del valle. Pese a que enseguida se despejó, no apetecía adentrarse en las "tinieblas" que se veían por arriba.
Entre tanto titubeo, la mañana iba avanzando. Al final me acerqué con el coche hasta el alto de
Matamachos y me adentré por el bosque hacia
Dozola.
Al principio el camino sigue la divisoria entre
Ansó y
Garde, hasta lo que nosotros conocemos como la
Collada Marianico. Desde allí tenemos las opciones de acercarnos hasta la
ermita de Puyeta, remontar hacia la
Collada Repatauda para después bajar a
Fago o la opción de acercarnos hasta la
Collada de Dozola para, o bien subir a la punta, o bien bajar a
Garde.
Como ya no había disponibilidad de mucho tiempo por las dudas matutinas, la opción elegida fue la de adentrarme en territorio gardacho hasta la
Collada de Dozola y remontar hasta la
Punta de Dozola para volver por el mismo camino.
El recorrido es muy suave en cuanto a pendiente se refiere. Solamente el ascenso desde la
Collada de Dozola hasta la punta se puede considerar algo mas exigente en esfuerzo. Desde luego que merece la pena por las vistas hacia todos los lados.
Ver
Burgui y
Fago y todo el monte que les rodea, intuir la localidad de
Garde debajo de la
ermita de Zuberoa bien a la vista. Intuir también la localidad de
Ansó a las faldas del
Pueyo Segarra y pensar en que si la divisoria con
Francia no estuviese encapotada veríamos desde el
Ori hasta
Collarada permite considerar este discreto pico como un mirador de primer orden en esta zona del pirineo occidental.
Pese a realizar el camino de vuelta por el mismo sitio, el bosque y el cambio de orientación hacen parecer que estemos volviendo por otro sitio diferente. Esto permite disfrutar de un paseo suave y entretenido, ideal para una mañana de domingo en la que no sabes muy bien que hacer y no dispones de demasiado tiempo.
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