A la hora de partir desde el aparcamiento de Sansanet salimos con ropa, pues la mañana estaba fresca e incluso tuvimos un poco de "boira", que aunque tan habitual por esa zona no dejó de sorprender a Elia. Incluso llegó a comentar que igual no se bañaba en el ibón.
Poco duró lo de la "boira" y pronto nos quitamos la ropa que hasta salir del bosque habíamos llevado. A la altura de la Cabane d´Escouret nos pusimos crema para afrontar la subida por tasca hacia el Ibón de Estanés.
Poco rato costó llegar a la muga y entrar en los pastos ansotanos, donde Elia jugaba a poner un pie en cada país. Al poco nos encontramos con Marta y su acompañante y con ellos compartimos el ascenso hasta el ibón en entretenida conversación.
La lámina de agua estaba espectacular y tras rellenar las cantimploras en la Fuente del Ibón, nos despedimos de los acompañantes y nos fuimos directos a echar un refrescante chapuzón.
Después del baño nos echamos un buen almuerzo y emprendimos la marcha hacia el desagüe del charco para descender hacia la Espelunguera.
La bajada, aunque sencilla, requiere un poco de atención y estas situaciones a Elia le encantan. Con buenas vistas hacia el Paso de Escalé fuimos perdiendo altura poco a poco y adentrándonos de nuevo en Francia.
A Elia le sorprendió ver el tubo del agua que recoge la central de Les Forges d´Abel y que baja directo desde Estanés, y también la escalera para descender un tramo escarpado.
La orientación y el bosque nos permitían mantenernos a la sombra y disfrutar del ambiente fresco. Tanto es así, que el bañador que llevaba colgando Elia de la mochila tardó en secarse un buen rato.
A Elia le gustaba todo, y se planteaba la posibilidad de quedarse a vivir en una caseta de las que vimos para siempre. También al pasar por las cabañas de la parte baja del valle, nos acordamos de Pedro, el pastor de la Espelunguera, fallecido esta pasada primavera y que tan bien trataba a Elia y a todo el que por allí pasara.
Una parada obligada para comprar queso en la Cabane d´Escouret y buena y fácil conversación con Jean Louis completaron la circular y un día más que nos escaqueamos del calor en una ruta bien fresca.
Una parada en el Albergue Aísa del Somport para ver a Perico y Nieves pusieron la guinda a una mañana redonda, donde los frescos bosques franceses, el baño en el ibón y el queso de Jean Louis fueron los protagonistas.
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