Como todos los años, aunque las actividades de las jornadas empiezan el sábado por la mañana, el viernes por la tarde Constancio preparaba el espectacular herbario natural. Este año superaban las 130 especies expuestas y clasificadas.
Yo llegué algo tarde ya que una de las especies que tenía que recoger me lo puso un poco difícil. El lirio pirenaico me hizo andar un poco más de la cuenta, pero al final logré conseguir un ejemplar para completar la muestra.
El sábado por la mañana se cumplieron con creces las previsiones de lluvia anunciadas. El día desapacible, más de otoño que de primavera, no impidió que un grupo de veinte personas disfrutara de las jornadas.
Tras la visita de rigor al herbario natural y viendo que parecía que no caía mucho, decidimos realizar la primera salida de las jornadas. Poco duró la alegría y tuvimos que refugiarnos bajo los aleros.
Tras otro amago, segunda intentona y segundo empapón. Esta vez nos dejaron refugiarnos en una nave cercana hasta que volvió a aflojar el chaparrón. En vista de que la cosa no tenía ninguna pinta de despejar decidimos tomar un vermú y esperar a la comida.
Ya por la tarde y a cubierto, y a que la lluvia no es que siguiera como por la mañana sino que había aumentado considerablemente, realizamos el taller de hipérico.
En el taller, no solo realizamos la pomada que cada participante de las jornadas se llevó para su casa, sino que Pedro nos enseñó a poner a macerar hipérico con el fin de obtener su aceite. Aprendimos a realizar nuestra propia aplicación de árnica y vimos como se conseguía cera de abeja para la elaboración de ungüentos, fundiéndola y posteriormente filtrándola, entre otras muchas cosas.
Una sesión muy interesante de diapositivas donde las plantas tóxicas tuvieron un especial tratamiento por su importancia que, como decía Constancio, interesa que las conozcamos para que las tratemos con cuidado y para poder trasmitir la información de que sean tratadas con precaución por los demás que no las conozcan.
El domingo amaneció un día radiante, y el protagonismo de la lluvia del día anterior dio paso al disfrute por el campo.
Mientras Constancio no paraba de encontrar plantas por todos los sitios los demás lo escuchábamos interesados, otros no paraban de tomar notas, otros preguntaban, otros aportaban lo que sabían, ... en fin buena comunicación a lo largo de toda la mañana.
Tal era el disfrute que, sobre la marcha, decidimos realizar el recorrido del domingo y enlazarlo con el que estaba previsto el sábado y que la lluvia no nos había permitido completar.
El día acompañaba, Constancio disfrutaba encontrando plantas que hacía tiempo que no veía y nos trasmitía su ilusión por la naturaleza sin parar en ningún momento. Por fin terminamos el recorrido sentados y ensimismados escuchando como Constancio realizaba su habitual resumen de la evolución de la medicina natural desde la prehistoria hasta nuestros días, con anécdotas propias de su experiencia y otras recogidas de su interés por conocer las aplicaciones que se han hecho hasta no hace mucho tiempo.
Un año más, y pese al tiempo desapacible del sábado, las jornadas se convirtieron en un lugar de encuentro, de aprendizaje, de entretenimiento y en definitiva de disfrute entre los que allí estábamos y la naturaleza. Toda una experiencia que intentaremos repetir al año que viene.
Es todo un lujo poder asistir gratuitamente a unas jornadas como estas. Para los de la zona, supone ampliar un botiquín natural al alcance de la mano y que se abre según sales de casa. Este año recordaba unas cuantas de las que aprendí el año pasado y tras las jornadas he añadido un buen puñado, voy por el monte y reconozco más. Todo esto es fruto de esta actividad amena y vivencial, muchas gracias por vuestro esfuerzo y seguid así!
ResponderEliminar¡Que bueno!, llegar a casa después de unos días de desconexión y encontrarme con un comentario tan interesante. Me alegro mucho de que las jornadas te hayan servido y que además nos lo hayas hecho saber. ¡Cumplimos objetivos!,...pienso celebrarlo.
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